C.P.E Bach
La obra de C.P.E. Bach se sitúa entre el barroco y el clasicismo, como principal representante del Empfindsamkeit, movimiento musical análogo al Sturm und Drang literario, que presenta los primeros elementos del Romanticismo. Destaca sobre todo por haber contribuido al desarrollo de la sonata en sentido moderno, siendo precursor en este punto de la obra de Haydn, Mozart y Beethoven.
Carl Philipp Emanuel dijo que en la composición y en la interpretación pianística no he tenido nunca otro profesor que ni padre (Johann Sebastián Bach); sin duda, en el hogar paterno encontró lo que otros músicos contemporáneos tuvieron que buscar afanosamente y a costa de grandes viajes y gastos.
Su obra está llena de invención, es sincera en su pensamiento y de un feliz fraseo; no obstante, resulta un poco limitada en cuanto a su expresión emocional. Probablemente sea el primer compositor eminente que usó libremente el color armónico, valorándolo por sí mismo, desde los tiempos de Orlando di Lasso, Monteverdi, y Gesualdo. Representa un pionero de la obra de la Primera Escuela de Viena, de estilo clásico.
En la segunda mitad del siglo XVIII, C.P.E. Bach tuvo una gran reputación. Wolfgang Amadeus Mozart, que tuvo una estrecha relación con su hermano Johann Christian Bach, dijo de Carl Philipp: "Él es el padre, nosotros somos los niños." Estudiar su obra proporcionó la mejor parte de la formación de Haydn. Tanto Haydn como Mozart adoptaron elementos de su lenguaje en sus obras instrumentales. Beethoven expresó la más cordial admiración y respeto por su genio. Esta alta consideración se debe, sobre todo, a sus sonatas para clave, que marcaron un hito en la evolución de esta forma musical. El estilo es lúcido, su expresión delicada y tierna. Destacan por su libertad y la variedad de su diseño estructural; sus composiciones para teclado están llenas de extraños contrastes, rompiendo con el rígido esquema que habían impuesto los compositores de la escuela italiana. Con ello favoreció la llegada de los grandes maestros vieneses, que llevaron la sonata a un desarrollo casi infinito.
Su nombre cayó en cierto olvido en el siglo XIX. Robert Schumann consideró que "como músico creador quedaba muy lejos de su padre "; por el contrario, Johannes Brahms le tuvo en gran estima y editó algunas de sus obras.
Ya en el siglo XX, los estudiantes interpretan con frecuencia su Sonaten für Kenner und Liebhaber, sus oratorios Die Israeliten in der Wüste y Die Auferstehung und Himmelfahrt Jesu, así como varios conciertos para clavicordio como el Concierto en Sol mayor ( (Wq. 3) y en Re mayor (Wq. 11).
El Concierto para flauta en re menor (Wq. 22), forma parte del repertorio habitual de los flautistas de todo el mundo, sobre todo debido a su incomparable movimiento inicial. Ha sido grabado por Jean Pierre Rampal con Pierre Boulez de director de orquesta (Harmonia Mundi, HMP 390545).
Igualmente se interpreta el Cuarteto en la menor para flauta, viola, chelo y orquesta, n.º 1, H. 537 (Wq. 93) o Siciliano. ha sido grabado por Christopher Hogwood como director y al clave, para L'Oyseau Lyre.
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