Tristán e Isolda
Tristán e Isolda (Tristan und Isolde en alemán) es una ópera en tres actos de Richard Wagner. Compuesta entre 1857 y 1859, fue estrenada en Munich el 10 de junio de 1865. Wagner escribió el libreto basándose en el romance de Gottfried von Strassburg, que a su vez se basa en el personaje Tristán. Tristán fue un héroe del folclore de Cornualles, y uno de los caballeros de la Mesa Redonda cuya historia esta contada en la obra Tristán e Isolda. Tristán e Isolda es un cantar de gesta que tiene lugar en la Edad Media en Europa en los países Celtas en la época de las cruzadas y narra las hazañas de un héroe que comete una grave traición por culpa de un amor forzado por un brebaje mágico.
Él fue sobrino del Rey Mark de Cornwall, quien le mandó traer a Isolda de regreso de Irlanda para desposarse con el rey. Sin embargo, ambos se enamoraron en el camino y Tristán pelea una serie de batallas para llevar a Isolda de regreso.
Los compositores románticos, encontraron en los romances medievales, una gran fuente de inspiración para los argumentos de sus operas. Muchos críticos wagnerianos de la época consideraban que esta ópera representaba el cenit de la música occidental; por otro lado, otro grupo influyente de críticos, centrados alrededor de Eduard Hanslick la tachaba de incomprensible.
El primer acorde de la ópera, llamado el acorde de Tristán, se considera de gran importancia en el desarrollo de la armonía tonal tradicional.
Wilhelm Richard Wagner
Wilhelm Richard Wagner (1813 - 1883), compositor, director de orquesta, poeta y teórico musical alemán.
Wagner nació en Leipzig el 22 de mayo de 1813. Su padre, un funcionario modesto, murió seis meses después. En agosto de 1814, su madre se casa con el actor Ludwig Geyer, de quien se especula podría ser el padre biológico de Wagner. Geyer murió cuando Wagner contaba con apenas 10 años. Se dice que fue Geyer quien le inculcó la pasión por el teatro y las artes.
A los quince años de edad Wagner descubre la música y decide dedicarse a este arte, por lo que se inscribe en la universidad de su ciudad natal en 1831. Entre los compositores que más le influyen destaca Ludwig van Beethoven.
En 1833, Wagner termina su primer conjunto de óperas. Esta obra no fue interpretada durante casi medio siglo. En este periodo consigue ser nombrado director musical en las óperas de Wurzburgo y Magdeburgo. Entonces escribe Das Liebesverbot (La prohibición de amar), ópera inspirada de una pieza de William Shakespeare (Measure for measure). Presentó esta obra en 1836, pero fue acogida con poco entusiamo. Ese mismo año Wagner se casa con la actriz Minna Planer. La pareja se traslada a Königsberg y después a Riga, donde Wagner ocupa el cargo de director musical. Tras algunas semanas, Minna le abandona por otro hombre. Poco después ella regresa pero la relación nunca se recompondría y transcurriría penosamente durante las siguientes tres décadas.
Sumidos en las deudas, los esposos abandonan Riga de manera furtiva en 1839. Partieron hacia Londres y en el trayecto fueron víctimas de una tormenta que inspiró a Wagner Das Fliegende Holländer El holandés errante. Los Wagner vivieron un periodo en París donde Richard gana su vida reorquestando las óperas de otros compositores.
En 1840, Wagner termina su opera Rienzi. Regresa a Alemania dos años después para estrenarla en Dresde, donde tiene un éxito considerable. Los Wagner se establecen en esta ciudad durante seis años. En este periodo Wagner pone en escena El holandés errante y Tannhäuser, sus primeras obras maestras.
La estancia en Dresde termina a causa de la implicación de Wagner en medios anarquistas. En los estados alemanes independientes de la época un movimiento nacionalista comienza a hacerse entender, reclamando la libertad así como la unificación nacional alemana. Wagner llega a frecuentar a Mijaíl Bakunin.
En 1849 estalla una revolución que fue reprimida por el rey Federico II con el apoyo de Prusia. Wagner se ve forzado a huir, primero a París y luego a Zúrich.
Apadrinado por Luis II
La carrera de Wagner toma un giro inesperado en 1864, cuando el rey Luis II de Baviera accede al trono a la edad de 18 años. El joven rey, que admira la obra de Wagner desde su infancia, invita al compositor a Münich, paga sus cuantiosas deudas y apoya el desarrollo de su nueva ópera. A pesar de las dificultades, la presentación de Tristán e Isolda el 10 de junio de 1865 es un suceso contundente.
En abril de 1865 Cosima, hija de Franz Liszt, casada con Hans Guido von Bülow da a luz una hija de Wagner. El escándalo hace crecer la presión sobre el rey para que expulse a Wagner de la ciudad. Luis II llega a pensar en abdicar para seguir a Wagner en el exilio, pero el músico logra persuadirlo.
Wagner se traslada a las cercanías de Lucerna. En 1867 termina su ópera Los Maestros Cantores. Tres años después, Cosima se divorcia y contrae matrimonio con Wagner, quien le ofrece el Idilio de Sigfrido con ocasión de su cumpleaños. La pareja tiene otros dos hijos: Eva y Sigfrido (además de Isolda, hija de la relación extramatrimonial).
Durante varios años el filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche fue un amigo próximo de Wagner, sin embargo la relación terminó transformada en enemistad.
Últimos años
Después de años de esfuerzo y gracias a la ayudad financiera de su benefactor Luis II (a pesar de todo), Wagner consigue finalmente inaugurar en 1876 su personalísimo Festival de Bayreuth en la ciudad homónima. Para ello se construyó un teatro a medida en el que se sigue representando sus obras. En 1877, Wagner inicia su última ópera, Parsifal. Tardó en componerla cuatro años, durante los cuales escribe también una serie de ensayos sobre la religión y el arte.
Parsifal se estrena en enero de 1882. En esta época Wagner está gravemente enfermo. La familia Wagner viaja a Venecia en invierno. El 13 de febrero de 1883, Wagner muere a causa de una crisis cardíaca. Su cuerpo es repatriado e inhumado en el jardín de Wahnfried.
Del Freischütz
Ópera romántica en tres actos; música de Carl María von Weber; libreto de Friedrich Kind.
Se estrenó en Berlín, el 18 de junio de 1821.
Primera representación en los Estados Unidos, en el Teatro Park de Nueva York, en inglés, el 2 de marzo de 1825.
En Londres, se estrenó el 23 de julio de 1824, alcanzando la ópera tal fama en Inglaterra en 1824, que nueve teatros la representaban al mismo tiempo.
Se presentó en París, en el Odeón, el 7 de diciembre de 1824, con varias alteraciones y con el título de Robin des Bois, y se volvió a cantar en París, en la Academia Real, el 7 de junio de 1841, con el título de Le Franc Archer.
En el Teatro Colón de Buenos Aires, tuvo su primera representación el 15 de julio de 1926, con Gustav Schützendorf como el Príncipe Ottokar, Antonio Nicolich como Cuno, Meta Seinemeyer como Ágata, Nina Morgana como Ännchen, R. Schubert como Max, Friedrich Schorr como Kaspar, Arnold Gabor como Kilian, A.Kipnis como Ermitaño y A. Nicolich como Samiel, bajo la dirección de Fritz Reiner.
La aparición del Freischütz en 1821, y la resonancía que en la patria del autor alcanzó tal acontecimiento, fueron trascendentales para el teatro líríco alemán y, en cierto modo, también para el universal. pues con dicha obra se definía de modo muy vigoroso y característico la ópera romántica, ya que Weber, por decir así, se esforzó por evitar en Der Freischütz la influencia italiana, descartando argumentos de intrigas, y en su lugar buscó entre las leyendas de su propio país el material para su ópera.
El libretista de Weber, Kind, era el principal de una “camerata seudo romántica” llamada Liderkreis. Conforme al gusto de su grupo, concibió la obra como una intergración entre el nacionalismo de Klein y el romaticismo de Klopstock. El primer título del libreto era “El golpe de prueba,” que postriormente pasó a ser “La Novia del Cazador,” para finalmente adoptar el título con el cual la obra fue representada.
Con esta obra de Weber, se abrieron entonces dos senderos, el del romanticismo y el del nacionalismo que condujeron, con el tiempo, al monumental Anillo de los Nibelungos.
La música de Weber posee admirable ambiente y es muy superior al libreto, que desarrolla de modo algo pueril la popular leyenda, también conocida en Francia como Robin des bois, y en Inglaterra como Robin Hood.
En el espíritu legendario, dramático y musical de esta obra, en su oposición entre el bien y el mal, en el perdón del culpable por el amor de una mujer, en el rudimentario empleo de algún leitmotiv, colorido orquestal, etc., hay ya no pocos rasgos de los que más ampliados y vigorosos forman luego el arte wagneriano. Pero la forma es de antiguo Singspiel alemán, con números y escenas habladas. Es un eslabón entre las antiguas comedias líricas alemanas ( Singspiel) y Wagner.
El argumento de la ópera está basado en una vieja tradición entre los antiguos cazadores de Alemania, y la cual dice que el que vendía su alma a Samiel, el Diablo Cazador, recibía siete balas mágicas que siempre hacían blanco. Pero, a la séptima, el cazador tenía que entregar su alma a Samiel, a menos que, entretanto, hubiese encontrado otra víctima para el demonio; por cada nueva víctima que obtenía, su vida se extendía y recibía una nueva dotación de balas.
El Freischütz es la ópera más completa y popular de Weber. La célebre obertura es una admirable página sinfónica, que no sólo anticipa el ambiente y carácter, sino que sintetiza el drama en sus elementos antagónicos, lo que también haría luego Wagner, pero ello por entonces era una novedad. En las primeras escenas ya se caracterizan por la música los personajes Kilian, Max, Cuno y Kaspar, así como se halla la nota pintoresca y popular en el coro, vals rústico, etc.
El aria de Max es muy bella y sus dos secciones contrastan, evocando la primera risueño paisaje, mientras la segunda, muy dramática, traduce la desesperación, que lo impulsa hacia Samiel, cuyo tema aparece también. La canción de Kaspar es diabólica, lo mismo que su parte en el breve final con Max.
El segundo acto empieza por el dúo gracioso y encantador de Ännchen y Agatha. El aria de ésta - pendant de la de Max - es justamente famosa y una de las más notables páginas de Weber. De menos interés, el terceto siguiente concluye el cuadro. La escena del bosque es magnífica por la fantasía con que se describen musicalmente el siniestro paisaje y los fenómenos que acompañan la fundición de las balas: el vuelo de las aves nocturnas, las nubes, el viento, la cacería, etc. Luego, preferible a la cavatina de Ännchen, es el coro del Jungfernkranz, ingenuo y fresco en su carácter popular. También es de la misma índole el coro de cazadores, pero aquí cae la música en completa vulgaridad. Pronto se eleva nuevamente en las escenas del final, donde sobresalen el episodio del Ermitaño y el canto de gratitud, concluyendo con el triunfo del tema de amor.
El estreno de la ópera no tuvo un éxito especialmente favorable, los sostenedores de la ópera italiana, que se acogían a la escuela spontiniana, sentían que aquello era un golpe definitivo a su larga hegemonía. Sin embargo, al volver a ser representada en octubre, en el Kärntnertortheater de Viena, el triunfo fue absoluto.
Cast
Ottokar, Duke of Bohemia (baritone).
Kuno, head ranger (bass).
Agatha, the daughter of Kuno (soprano).
Ännchen, a young cousin of Agatha.
Kaspar and Max, rangers (bass and tenor).
Zamiel, the black ranger (speaking part).
A hermit (bass).
Kilian, a rich peasant (tenor).
A bridesmaid (soprano).
Synopsis
Act I.
The young ranger Max loves Agatha and is to become the successor to Kuno, the head ranger and Agatha's father. But a test of skill in marksmanship is required, the trial to be held the following day.
At a target shooting, Max loses to the young peasant Kilian, who is proclaimed "King of marksmen." (Chorus: "Victory! Long live the master"; the good-naturedly mocking song of Kilian: "Let him gaze on me as king.")
Because Max has had ill luck for several days he easily falls under the influence of Kaspar, who also loves Agatha, and persuades Max to cast seven magic bullets to be used in the contest. Kaspar, whose soul on the morrow is to be forfeited to the devil, hopes to obtain three more years of grace by substituting Max in his place. (Trio: Kuno, Kaspar, Max; chorus: "O the sun, fearsomely it rises.")
Left alone, Max sinks into deep melancholy at the thought of losing Agatha through failure at the shooting contest. (Aria: "Through woods and fields.") Kaspar with weird incantations tries to imbue him with courage. (Song: "Here in this vale of tears.")
He hands Max his gun loaded with a magic bullet, and to his own astonishment Max kills an eagle soaring at a great height. He resolves to go with Kaspar at midnight to the terrible wolf’s gorge to cast the magic bullets in order to win the prize. Kaspar, left alone, triumphs. (Aria: "Silence, let no one warn him.")
Act II.
Agatha’s chamber. Agatha is filled with sad forebodings. She sings of her meeting with a hermit in the forest, who told her that in some danger which menaced her, she would be protected by her bridal wreath. At the moment when Max shoots the magic bullet, the picture of Agatha’s ancestor hanging against the wall falls to the floor, slightly wounding her. Agatha's cousin and companion Ännchen replaces it. (Duet: "Rogue, hold fast, I will teach you.") Agatha is still more disturbed, but Ännchen endeavours to cheer her with jests. (Arietta: "Comes a pretty boy this path.")
Agatha left alone awaits Max with the news of his success, which she decides to interpret as a favourable omen. (Recitative: "My eyelids droop in slumber"; Prayer: "Low, low, sacred words"; Scene: "All have long since gone to rest"; Aria: "All my pulses beat.")
Max arrives; he acknowledges that he has not been the victor, but explains that he has killed a deer, which he will bring this evening from the wolf’s gorge. Notwithstanding the prayers of Agatha and Ännchen, Max departs. (Trio: "What, oh horror! there in the wolf’s gorge?")
Change of scene: The wolf’s gorge at night. Kaspar calls upon Zamiel, the black ranger, for assistance, and prepares the casting of the magic bullets. Max arrives and is warned by the spirit of his mother to abandon the project. Samiel conjures up the shape of Agatha, representing her as drowning herself in despair at Max’s ill success, whereupon he plunges into the gorge and with demoniacal noise the casting of the bullets is begun.
Act III.
Agatha’s chamber. Agatha in prayer. (Aria: "Through clouds obscure still shines the sun in radiant sky.") Her doubts have returned, owing to a dream of ill omen, but Ännchen again cheers her with laughter and song. (Romance and aria, subsequently added by Weber: "My deceased cousin had a dream.") The bridesmaids arrive with the bridal wreath. (Song: "We wind round thee the bridal wreath.") When Ännchen opens the box, however, she finds within a funeral wreath, which still further increases Agatha’s misgivings. She is somewhat comforted by the memory of the hermit’s promise that she shall be protected by her bridal wreath.
Change of scene: Meeting of the marksmen. Max has discharged six of his bullets successfully and Kaspar is triumphant, knowing that the course of the seventh will be guided by the Evil One.
Change of scene: The prize shooting. Duke Ottokar awaits Max at his tent. (Chorus of foresters: "What excels the pleasures of the chase.") Max is now to shoot a dove. As he takes aim, Zamiel, the black huntsman, appears to guide the bullet, and causes Max to fire at Agatha, who is apparently wounded. (Finale: "See, oh see, he shoots his bride.") Her bridal wreath turns the bullet aside and she revives. Kaspar, seeing a holy hermit by her side, realizes that he has failed. Zamiel grasps him instead of Max, whereupon Kaspar expires with a curse upon his lips. Duke Ottokar orders the corpse to be thrown into the wolf’s gorge, receives the explanation of Max, and touched by his repentance and the prayers of the hermit ("Who puts on him this dreadful ban"), inflicts upon him but a slight penalty. A year of trial is imposed, the prize shooting abolished and a promise given that at the expiration of the time of probation the duke himself will place the hand of Agatha in that of Max.
Sinfonía Italiana de Mendelssohn
La Sinfonía Nº 4 fue iniciada en Italia en 1831 y terminada en Berlín en 1833. Mendelssohn dirigió el estreno, con la Orquesta Filarmónica de Londres, el 13 de mayo de 1833.
Durante varios siglos, Italia fue la meca de los compositores del norte de Europa. Especialmente durante la era romántica, un viaje al soleado sur era casi una exigencia para todo artista que se respetara. Los compositores afluían a Italia en busca de inspiración. Algunos de los resultados más obvios son la Serenata Italiana de Hugo Wolf, el Capriccio Italiano de Tchaikovsky, Haroldo en Italia de Berlioz, Venecia y Nápoles, de Liszt y la Sinfonía Italiana de Mendelssohn.
Mendelssohn visitó Italia por primera vez en 1830, cuando tenía 22 años. Se sintió conquistado por la belleza de las antiguas ruinas romanas, los Montes Albanos, Venecia, el Vaticano, el Coliseo y el Monte Pincio. Sus cartas al hogar hablan rapsódicamente de estas visitas, pero rara vez mencionan al pueblo italiano. De hecho, pasó la mayor parte de su tiempo en compañía de alemanes. Fue insensible a la política, la sociedad o la cultura de Italia. Así que, aunque la inspiración detrás de la Sinfonía Italiana fue genuina, la Italia evocada es un país tal como lo ve un turista. Sólo el final, una danza folclórica llamada saltarello, capta un sabor auténticamente italiano.
Aunque el compositor había esperado terminar la sinfonía mientras estaba en el sur, la obra le llevó más tiempo que lo esperado. El incentivo para terminar la música llegó en la forma de un encargo de parte de la Sociedad Filarmónica de Londres. Mendelssohn finalmente terminó la sinfonía en Berlín, dos meses antes de su estreno en Londres, en 1833.
Mendelssohn nunca quedó satisfecho del todo con la pieza. En una carta escrita en 1834, expresó su descontento respecto del movimiento intermedio y manifestó que tendría que modificar prácticamente todo el primer movimiento. En la partitura revisada de fecha 1837 las modificaciones son leves. Más tarde hubo más revisiones, pero aparentemente la partitura final se ha perdido. La versión publicada en 1851, cuatro años antes de la muerte del compositor, sigue la partitura original.
El primer movimiento pone al director frente a un interesante dilema. Mendelssohn indicó la habitual repetición de la sección de exposición. Los intérpretes actuales por lo general se sienten libres para observar e ignorar las repeticiones de la exposición. La elección se hace sobre la base de la comprensión por parte del intérprete del ritmo y de las proporciones de la pieza, la longitud del concierto e incluso la naturaleza del mismo. Los estudiosos han debatido durante largo tiempo si las indicaciones de tales repeticiones fueron meras formalidades que quedaron de las anteriores prácticas barrocas o si los compositores realmente pretendían que se observaran. Hay algunas piezas que parecen demasiado largas si se asume la repetición, otras que se desequilibran cuando se la omite. Sin embargo, respecto de la mayoría de las obras, la evidencia interna no es concluyente. La elección, en cuanto a repetir o no, es una cuestión de interpretación artística.
En la Sinfonía Italiana hay un "primer final" de la exposición que queda omitido por completo de la interpretación si no se asume la repetición. La presencia de un primer final no carece de antecedentes y, por lo tanto, no exige en definitiva que se observe la repetición. Sin embargo, en esta sinfonía el primer final contiene fragmentos de música que no se escuchan en ninguna otra parte del movimiento hasta unos pocos últimos compases del final. Este material está relacionado con las melodías principales del movimiento pero es diferente de ellas. Si se asume la repetición, el final de la coda es una reminiscencia. Cuando todos los otros temas ya han regresado y cuando por último lo hace el del primer final, el movimiento queda completo y puede terminar. Si, por otra parte, se omite la repetición, el final de la coda es un giro fresco y nuevo relacionado con los materiales principales. ¡Una gran diferencia!
El carácter elegiaco del segundo movimiento está establecido por el riguroso contrapunto de las dos voces de la apertura, que es algo inhabitual en la música para orquesta completa. Para su tercer movimiento, Mendelssohn volvió al minué del período clásico en lugar de utilizar el scherzo, preferido en la era romántica. Este refinado minué es un compendio de la moderación y la elegancia clásicas. El final es realmente el scherzo de la sinfonía. Es uno de los movimientos de danza típicamente alegres de Mendelssohn.
La Sinfonía Italiana de Mendelssohn es una obra de considerable sutileza y originalidad. Se ajusta a los procedimientos formales que son clásicos en espíritu aunque algunas veces violan las formas estrictamente clásicas. Su sonido de superficie, con su orquestación brillante, bellas armonías y encantadoras melodías, es absolutamente romántico. Su singular armonización del clasicismo y el romanticismo la convierte en una de las joyas de la literatura sinfónica del siglo XIX.
Elijah
Elijah is an oratorio written by Felix Mendelssohn in 1846 for the Birmingham Festival. It depicts various events in the life of the Biblical prophet Elijah, taken from the books 1 Kings and 2 Kings in the Old Testament.
The work can be construed in part as Mendelssohn's tribute to his Baroque predecessors Bach and Handel, whose music Mendelssohn loved – and, in the case of Bach, played an instrumental role in bringing back to the repertoire. Many of the choruses and arias of Elijah seems to be modeled on earlier works by the two Baroque masters. Yet the style clearly also reflects Mendelssohn's own natural tendencies as an early Romantic composer.
The work is scored for four vocal soloists (bass/baritone, tenor, alto, soprano), a full symphony orchestra (including trombones, ophicleide, and an organ), and a large chorus singing usually in four, but occasionally eight or three (women only) parts. The bass/baritone sings the part of Elijah himself, a prized role.
Mendelssohn originally composed the work to a German text, but upon being commissioned by the Birmingham Festival to write an oratorio, he had the libretto translated into English, and the oratorio was premiered in the English version. In German speaking countries today, the oratorio is very popular in Mendelssohn's original German version.
For the Biblical background to the oratorio, see the article Elijah. Mendelssohn uses these Biblical episodes, which in the original are narrated in rather laconic form, to produce intensely – almost luridly – dramatic scenes. These were doubtless well fitted to the taste of Mendelssohn's time, and a Victorian sentimentality also seems detectable in places. Among the episodes are the resurrection of a dead youth, the bringing of rain to parched Israel through Elijah's prayers, and the bodily assumption of Elijah on a fiery chariot into heaven. Perhaps the most dramatic episode is the "contest of the gods", in which Jehovah consumes an offered sacrifice in a column of fire, after a failed sequence of frantic prayers by the Hebrew people to their favored god Baal. Mendelssohn did not shrink from portraying the episode in its full Old Testament harshness, as the prophets of Baal are afterward taken away and slaughtered.
It is not known how Mendelssohn's own view of the Biblical text is related to his personal history as a converted Jew (he became a Lutheran at age seven); though certainly many scholars have speculated on this issue. One point that seems fairly likely is that Mendelssohn is emphasizing the parallels between the lives of Elijah and Jesus.
Elijah was popular at its premiere and has been frequently performed, particularly in English-speaking countries, ever since. It is a particular favorite of amateur choral societies. Its melodrama, easy appeal, and stirring choruses have provided the basis for countless successful performances.
A number of critics, however, including Bernard Shaw and Richard Wagner, have treated the work harshly, emphasizing its conventional outlook and undaring musical style. (Wagner's opinion must be interpreted in light of that composer's extreme anti-Semitism; see Richard Wagner for details.)
Charles Rosen praises the work in general – "Mendelssohn's craft easily surmounted most of the demands of the oratorio, and [his oratorios, which also include St. Paul] are the most impressive examples of that form in the nineteenth century." However, Rosen additionally has characterized Mendelssohn as "the inventor of religious kitsch in music". In Rosen's view, Mendelssohn's religious music "is designed to make us feel that the concert hall has been transformed into a church. The music expresses not religion but piety ... This is kitsch insofar as it substitutes for religion itself the emotional shell of religion."
The work can be construed in part as Mendelssohn's tribute to his Baroque predecessors Bach and Handel, whose music Mendelssohn loved – and, in the case of Bach, played an instrumental role in bringing back to the repertoire. Many of the choruses and arias of Elijah seems to be modeled on earlier works by the two Baroque masters. Yet the style clearly also reflects Mendelssohn's own natural tendencies as an early Romantic composer.
The work is scored for four vocal soloists (bass/baritone, tenor, alto, soprano), a full symphony orchestra (including trombones, ophicleide, and an organ), and a large chorus singing usually in four, but occasionally eight or three (women only) parts. The bass/baritone sings the part of Elijah himself, a prized role.
Mendelssohn originally composed the work to a German text, but upon being commissioned by the Birmingham Festival to write an oratorio, he had the libretto translated into English, and the oratorio was premiered in the English version. In German speaking countries today, the oratorio is very popular in Mendelssohn's original German version.
For the Biblical background to the oratorio, see the article Elijah. Mendelssohn uses these Biblical episodes, which in the original are narrated in rather laconic form, to produce intensely – almost luridly – dramatic scenes. These were doubtless well fitted to the taste of Mendelssohn's time, and a Victorian sentimentality also seems detectable in places. Among the episodes are the resurrection of a dead youth, the bringing of rain to parched Israel through Elijah's prayers, and the bodily assumption of Elijah on a fiery chariot into heaven. Perhaps the most dramatic episode is the "contest of the gods", in which Jehovah consumes an offered sacrifice in a column of fire, after a failed sequence of frantic prayers by the Hebrew people to their favored god Baal. Mendelssohn did not shrink from portraying the episode in its full Old Testament harshness, as the prophets of Baal are afterward taken away and slaughtered.
It is not known how Mendelssohn's own view of the Biblical text is related to his personal history as a converted Jew (he became a Lutheran at age seven); though certainly many scholars have speculated on this issue. One point that seems fairly likely is that Mendelssohn is emphasizing the parallels between the lives of Elijah and Jesus.
Elijah was popular at its premiere and has been frequently performed, particularly in English-speaking countries, ever since. It is a particular favorite of amateur choral societies. Its melodrama, easy appeal, and stirring choruses have provided the basis for countless successful performances.
A number of critics, however, including Bernard Shaw and Richard Wagner, have treated the work harshly, emphasizing its conventional outlook and undaring musical style. (Wagner's opinion must be interpreted in light of that composer's extreme anti-Semitism; see Richard Wagner for details.)
Charles Rosen praises the work in general – "Mendelssohn's craft easily surmounted most of the demands of the oratorio, and [his oratorios, which also include St. Paul] are the most impressive examples of that form in the nineteenth century." However, Rosen additionally has characterized Mendelssohn as "the inventor of religious kitsch in music". In Rosen's view, Mendelssohn's religious music "is designed to make us feel that the concert hall has been transformed into a church. The music expresses not religion but piety ... This is kitsch insofar as it substitutes for religion itself the emotional shell of religion."
Oratorio
El oratorio es una forma musical religiosa barroca, de carácter narrativo, sin representación escénica. Son dramas sobre el Antiguo o el Nuevo Testamento. Donde los personajes sólo cantan, no actúan. Giacomo Carissimi compone Jefté. Händel compone diversos, entre ellos su famoso Mesías. Su estructura argumental está basada en recitativos, arias, duetos y coros, muy similar a la ópera. Toma el nombre del Oratorio de S. Felipe Neri. Su origen se remonta por una parte a ciertas formas musicales en estilo dramatico de recitación, denominados "laudi spirituali" y, en segundo termino al drama religioso medieval.
Félix Mendelssohn
Félix Mendelssohn Bartholdy (3 de febrero de 1809 - 4 de noviembre de 1847), compositor alemán de música clásica romántica.
Félix Mendelssohn nació en Hamburgo, hijo de un banquero y nieto del famoso filósofo Moses Mendelssohn. Su nombre completo fue Jacob Ludwig Félix Mendelssohn-Bartholdy. Cuando tenía tres años, su familia se trasladó a Berlín. Mendelssohn era un niño prodigio, que tocaba el piano con maestría y componía piezas musicales. Tuvo una profesora de piano formada en París y un profesor de composición de Berlín. A los nueve años hizo su primera aparición en público, cuando participó en un concierto de música de cámara. A los 13 años compuso su primera obra publicada, un cuarteto para piano.
En un encuentro con Goethe, el famoso escritor quedó impresionado de la forma en que Mendelssohn tocaba el piano y le dijo que si algún día estuviese triste, quisiera que Mendelssohn acudiese a verle con su música.
Su primera sinfonía la compuso Mendelssohn a los 15 años, y a los 17 su obertura "Sueño de una noche de verano", basada en la obra del mismo nombre de Shakespeare, y probablemente la obra más conocida de su adolescencia. Un año más tarde se representó por primera vez una ópera suya, aunque ya había compuesto varias con anterioridad. En 1830 escribió su obertura-concierto "Las Hébridas", que sigue siendo interpretada regularmente en la actualidad. La música está inspirada en temas escoceses, país que había visitado unos años antes. Esa misma música influyó en su tercera sinfonía, denominada "Escocesa", que Mendelssohn escribió de forma intermitente entre 1830 y 1842. Uno de sus numerosos viajes por Europa le llevó a Italia, donde se inspiró para su cuarta sinfonía llamada la "Italiana", una de sus obras más conocidas. En total escribió cinco sinfonías.
Mendelssohn compuso también dos conciertos para piano que gozan de una gran aceptación, y un concierto para violín que es una de las obras de la música clásica romántica más sobresalientes. También escribió música de cámara, entre las que se encuentra su conocido octeto para cuerdas, obras para piano sólo, y dos grandes oratorios. En estos últimos se aprecia una gran influencia de Bach, cuya música Mendelssohn popularizó ante un público todavía poco conocedor de la música barroca.
En 1842 Mendelssohn compuso música para determinados pasajes de la obra de Shakespeare "Sueño de una noche de verano", para la que ya había escrito la obertura. Una de las piezas de esta obra es la famosa "Marcha nupcial", que se sigue tocando en la actualidad en numerosas bodas. Aunque Mendelssohn no fue un compositor que influyó sobre otros de su tiempo o de épocas posteriores, su música fue muy popular en su tiempo y sigue siéndolo en la actualidad. El registro de sus composiciones comprende 72 obras publicadas en vida y 49 obras póstumas.
En los últimos años Mendelssohn tuvo una salud precaria. Parece ser que, además, la muerte de su hermana Fanny en mayo de 1847 le sumió en una profunda depresión. Pocos meses después de su hermana, Mendelssohn murió en Leipzig a los 38 años de edad.
Vida
Beethoven tenía 38 años y Schubert 12, cuando, el 3 de febrero de 1809, en Hamburgo, Alemania, nació Jacob Ludwig Félix Mendelssohn Bartholdy, una de las personalidades de mayor influencia en la vida musical de Europa de la primera mitad del siglo XIX. Al igual que Mozart, fue un niño prodigio. Nació, creció y se educó dentro de una sociedad con poderosa influencia intelectual. De ancestros judíos por línea paterna y materna. Fue hijo del banquero Abraham Mendelssohn y nieto del filósofo Moisés Mendelssohn, cuyo padre se apellidaba Mendel, de ahí el apellido Mendelssohn, que significa “hijo de Mendel”. La madre de Félix, Lea Salomón, era como el padre, de una gran cultura: hablaba varias lenguas, tocaba el piano y dibujaba de “modo admirable”, don este último que heredó su hijo.
Migraciones en la fe
Mendelssohn tuvo tres hermanos. Los cuatro hijos de la familia Mendelssohn Bartholdy, fueron bautizados y educados como protestantes, a sugerencia de un cuñado del padre, Jacob Salomón Bartholdy, quien influyó en los padres de Félix para que cambiaran de religión y adoptaran el apellido Bartholdy, con la finalidad de evitar el antisemitismo de la sociedad alemana de la época y de este modo poder desenvolverse sin problemas en ella. La educación de los hermanos Mendelssohn Bartholdy, fue muy rígida: los padres supieron crear un ambiente adecuado para el desarrollo de sus hijos, con la finalidad de que aprovecharan la gran cultura que podían darles con sus recursos económicos. Así, la familia vivía cómodamente pero sin ostentación. Un aspecto importante de la formación de los hijos, fue que se les enseñó a amar a Dios y a estar muy unidos.
Primeros estudios
Luego del nacimiento de Félix y por razones políticas y comerciales, la familia muda de residencia a Berlín. A los 6 años, el niño Félix comenzó a recibir lecciones de piano con la madre y a los 8 comenzó a estudiar composición con Zelter, éste “era un viejito gruñón, pero excelente y severo maestro”. Empleaba como base de su enseñanza musical “el clavecín bien templado” de Bach, pues admiraba y difundía entre sus alumnos las obras de este gran maestro. Gracias a su influencia,
Mendelssohn apreció la música de Johann Sebastián Bach y años después se esforzaría por difundirla entre su público. El joven músico dominó sin dificultad alguna la teoría musical a la vez que aprendía a tocar el piano. Además, no descuidaron su cultura general y le enseñaron idiomas, dibujo y pintura, por la que sintió un gran entusiasmo, baile, natación, equitación y esgrima. Pronto se convirtió en un niño prodigio; practicaba todos los géneros musicales. Podría decirse que muchas de sus composiciones de esta época sobrepasan el mero ensayo.
Un segundo Mozart
A los 9 años, Mendelssohn se presentó por primera vez en público en un concierto de cámara. A los 10 años comenzó a componer y a los 11 ya había escrito un trío para piano y cuerdas, una sonata para piano y violín, cuatro piezas para órgano, una opereta cómica en tres actos y una cantata. A los 12 compuso cinco cuartetos para cuerdas, nueve fugas, varias piezas para piano y dos operetas. A los 13, tocó en público un concierto suyo para piano. A los 14, disponía de una orquesta privada, lo que estimulaba grandemente su producción musical. Al cumplir los 15, su ópera “Los dos sobrinos” se ensayó por primera vez con orquesta; ese año terminó su décimosegunda sinfonía juvenil, que es anterior a sus cinco sinfonías conocidas; y a los 17 dirigió su primera obra maestra: la obertura de concierto “Sueño de una noche de verano”.
Weber y Goethe
En 1821 el joven Félix había visto y admirado la ópera de Weber “El cazador furtivo”; por ello, grande fue su alegría cuando este compositor se hizo amigo de su familia. La influencia de Weber fue decisiva en la vocación profesional del joven Mendelssohn. Y el talento literario de éste fue tan precoz como su genio musical. El 6 de noviembre del mismo año, su maestro Zelter lo llevó a visitar a Göethe, de 72 años, a Weimar. El joven músico luego, escribió a su madre una carta sobre el sabio poeta: “No me sorprende que la figura del anciano caballero resulte imponente, Göethe no es mucho más alto que papá, pero su aspecto, su lenguaje y su nombre, son imponentes. Su pelo no es del todo blanco, su paso es firme y sus maneras suaves, pero la fuerza de su voz es maravillosa y puede gritar como diez mil guerreros”. Mendelssohn siempre fue un niño saludable y vivaz. Su elegante figura, sus cabellos negros y rizados, sus ojos oscuros y ardientes y su sonrisa seductora, hacían que todo el mundo se encariñara con él, así como de su talento. Göethe se refería cariñosamente al niño como “mi pequeño David, que le deleita con su música cuando estoy hastiado del mundo”.
Pero Félix no fue el único músico de la familia Mendelssohn. También lo fue su hermana Fanny, quien nació “con los dedos para tocar fugas de Bach”, según propia expresión de la madre de los niños. La buena situación económica de la familia permitió que los niños recibieran una sólida cultura general. Tanto Félix como Fanny estudiaban desde las cinco de la mañana hasta las últimas horas de la tarde. Este horario riguroso era una tradición familiar desde la época del abuelo filósofo. El padre de Félix también fue exigente con su hijo, el cual, desde muy joven, como si fuera lo más natural, estudió y trabajó en sus obras con gran aplicación. Algunos entendidos atribuyen a esto que su salud de desgastara rápidamente, como la de Mozart, y muriera a la temprana edad de 38 años.
La sociedad de época, de clara tendencia paternalista, influyó grandemente en la familia de los Mendelssohn Bartholdy; así mientras al joven Félix, se le alentó, educó y apoyó en su vocación musical, cosa un tanto rara para un banquero judío, con Fanny, “por ser mujer”, no paso así. Su destino era ser una buena esposa y ama de casa. En 1829 se casó con el pintor Hensel. No obstante, Félix y Fanny, dada la férrea formación familiar, fueron un ejemplo de amor fraternal; incluso ella era mejor pianista que él y Félix siempre valoró las críticas que ella le hacía en todo sentido.
Maestro a los diecisiete años
Podría decirse que los elogios no le faltaron nunca a Félix. Su maestro Zelter, se sentía orgulloso de él. A pesar del éxito musical que tenía Félix, ya se acercaba a la edad en la cual debía optar por una carrera y el padre quería estar realmente seguro de que su hijo podía ganarse la vida como músico. Para ello, el banquero llevó a su hijo a París en la primavera de 1825, con la intención de conocer la opinión del famoso compositor italiano Luigi Cherubini. La opinión de Cherubini, no dejó dudas: “conseguirá mucho; en realidad, ya lo ha conseguido”. Félix Mendelssohn, tenía 16 años de edad. Un año después estrenó su obertura para el “Sueño de una noche de verano” de Shakespeare, y ya se le consideró un maestro. Por aquello época sólo tuvo que lamentar el fracaso de su quinta ópera “Las bodas de Camacho”, representada en un teatro de segundo orden. También en esa época, estudiaba en la Universidad de Berlín. Uno de sus maestros fue el gran pensador Hegel.
Veladas musicales en Berlín
Durante el verano de 1825 los Mendelssohn cambiaron de domicilio y se instalaron en una elegante mansión situada en las afueras de Berlín. Este lugar fue fuente de inspiración de muchas obras del joven Félix y también fue el centro social y musical de Berlín. En la parte posterior del edificio, existía un jardín de unos siete acres, que originariamente había formado parte del coto de caza de Federico el Grande. En el centro del jardín y en sitio privilegiado, había una pérgola pintada al fresco con “capacidad para varios cientos de personas”. Abierto en verano y cerrado con cristales en invierno, se convertía en teatro y salón de conciertos. A estas veladas musicales en casa de los Mendelssohn asistieron algunas personalidades más notables de la época: Humboldt, Hegel, Heyse, Moscheles, Weber, Chopin, Heine y otros.
Redescubrimiento de Bach
A los 19 años de edad, Mendelssohn compuso otra obertura “Mar en calma y próspero viaje”. Sus numerosos éxitos como pianista, director y compositor no consiguieron envanecerlo: prueba de ello son los esfuerzos que hizo para hacer conocer al público la obra de Bach, que admiraba gracias a su maestro Zelter. Félix le propuso a su maestro dirigir en público la “Pasión según San Mateo”. Por razones técnicas, Zelter consideró imposible la ejecución de esta obra, pero el ímpetu de Félix se impuso y el 11 de marzo de 1829, esta obra fue ejecutada por primera vez desde la muerte de Bach: Mendelssohn dirigió la orquesta y Zelter los coros. Desde entonces, Bach fue redescubierto para el gran público. Por aquella época predominaba la música de Haydn, Mozart, Weber, Spontini, Rossini, Gluck, Graun, Fasch y Haendel.
Viaje a Inglaterra
Tiempo después, por consejos de su padre, Félix Mendelssohn, emprendió una serie de viajes para dar a conocer su talento en otras tierras. En abril de 1829, visitó Inglaterra por primera vez y dirigió en Londres un concierto en la Sociedad Filarmónica. La ciudad le produjo al joven músico una profunda impresión: “Es impresionante, ¡es de locura!. Estoy completamente aturdido y confundido. Londres es el monstruo más grande y complicado que existe sobre la faz de la tierra”. Los músicos de la Filarmónica al principio se sorprendieron de que tuvieran que obedecer a un muchachito y no a un maduro director. El talento de Félix, pronto los hizo olvidarse de prejuicios y el concierto tuvo éxito. Los críticos aclamaron su música y su obra. Cinco días más tarde, Félix hizo su primera aparición como pianista tocando de memoria “Konzertstück” de Weber. Félix Mendelssohn escribió a sus padres: “¡Por Júpiter!, yo toco mejor aquí que en Berlín. ¿Y por qué? Porque aquí la gente muestra más satisfacción en escucharme”.
Viaje a Escocia
Una vez que hubo cautivado a toda Londres, extendió su viaje a Escocia, cuyos paisajes le inspiraron algunas de sus mejores obras: la “Sinfonía escocesa” y la obertura de concierto “Las Hébridas”, más conocida como “La gruta de Fingal”. Pero los paisajes escoceses despertaron no sólo su genio musical sino también su inspiración poética. Escribió: “Cuando Dios se pone a pintar paisajes, crea cuadros de extraña belleza”. De Escocia retornó a Londres en donde se puso a trabajar en varias obras: una pieza para órgano para el casamiento de su hermana Fanny con el pintor Wilhelm Hensel y una opereta para las bodas de plata de sus padres. Lamentablemente, un accidente de tránsito le dañó una rodilla y tuvo que guardar cama durante dos meses.
]Italia: un sueño realizado
Una vez restablecido de su accidente, retornó a sus viajes. En otoño de 1830 hizo realidad uno de sus más caros anhelos: visitar Italia. Conoció a Berlioz en Roma y a Franz Liszt en París. Pero, a donde quiera que iba, Munich, Viena, Venecia, Bolonia, Florencia, Roma, era el favorito de las reuniones y mimado por la fortuna: todo el mundo lo halagaba en exceso. Pero nunca cedió al egoísmo ni a la presunción: era noble y devoto de sus amigos. A los 21 años de edad, escribió “Sinfonía La Reforma”, y a los 22 empezó las famosas sinfonías “Italiana” y “Escocesa”. A pesar de su recargado trabajo, fue metódico con su vida. Su horario era: en las mañanas, música; en las tardes, visita a los museos de pintura; y, en las noches, bailes. En los salones de bailes, “con su elegante figura, sus largos pantalones blancos, su casaca azul y su chaleco de vistosos colores, era la luz central alrededor de la cual revoloteaban las mariposas más hermosas de la sociedad italiana”. En cierta ocasión escribió a su familia: “así es; no hago otra cosa que coquetear”. Como Franz Liszt, Mendelssohn también era enamorado de la belleza femenina, pero, a diferencia de éste, jamás incurrió en escándalo alguno.
En mayo de 1833, Mendelssohn recibió una invitación para dirigir la orquesta en el Festival de Düsseldorf. Luego del éxito obtenido, se le ofreció el puesto de “director de todos los conocimientos musicales, públicos y privados, de la ciudad, por un periodo de tres años”, con un buen sueldo. Félix Mendelssohn, ya era considerado, pues, un músico profesional. Hizo una gran labor, sin embargo, tuvo problemas con el intendente de la ciudad y prefirió dimitir “antes que someterse a intrigas y mezquindades”. Pesó en la decisión, el hecho que había recibido además, una invitación para dirigir en Leipzig; viajó a esa ciudad en 1835, para hacerse cargo de la dirección de la Gewandhaus. En noviembre de ese año, a los pocos meses de su llegada a Leipzig, experimenta la primera gran pena de su vida: la muerte de su padre a causa de un ataque al corazón.
Mendelssohn y Schumann
Poco antes de la tragedia, Mendelssohn había conocido a otro músico romántico, Robert Schumann, la amistad que entabló con este músico mitigó en algo el dolor por la pérdida de su padre y amigo. Schumann admiraba grandemente a Mendelssohn. Durante algún tiempo, fueron inseparables: Mendelssohn era el genio reconocido y Schumann el desconocido. Lejos en envidias y celos profesionales, ambos se apoyaron mutuamente; así, Schumann desde su puesto de crítico musical en un diario, escribía artículos a favor de las composiciones de Mendelssohn y éste, como director de la Gewandhaus de Leipzig, prestó su más generoso apoyo, difundiendo las obras de Schumann. La amistad de ellos parece ser que fue sincera: Schumann se regocijó mucho cuando a Mendelssohn le confieren el título honorario de doctor de la Universidad de Leipzig. Otro hecho que corrobora nuestra afirmación, es que Schumann fue uno de los primeros que felicitaron a Félix Mendelssohn con motivo de su matrimonio con Cécile Jeanrenaud, la hija del pastor de la Iglesia Francesa Reformista de Francfort.
Mendelssohn y el amor
En 1837, cuando Mendelssohn se casó con Cécile Jeanrenaud, ésta tenía 17 años y él 27. “La excepcional belleza y dulzura de su esposa moderaron los ataques de irritabilidad a los que era propenso Mendelssohn”. Bajo los cuidados de Cécile, Félix vivió uno de sus mejores y más productivos momentos de su vida. Transformó la mediocre orquesta de Leipzig en la principal organización musical de Europa. Su nombre llegó a ser una leyenda en los círculos musicales de todas partes. Músicos de todas partes acudían en peregrinación para visitar al joven músico y para “aprender de sus sabias palabras”. Centenares de ojos le seguían con gran admiración cuando, “envuelto en su capa española”, se paseaba por las calles del brazo de su amorosa Cécile. La pareja tuvo cinco niños, con los que su felicidad aumentó.
Actividad febril
Mendelssohn tendría unos 33 años y la vida le sonreía: gozaba de incuestionable prestigio e independencia económica. A diferencia de otros había cosechado muchas glorias en poco tiempo. Algo lo empujó a emprender varios trabajos a la vez, con una actividad inusual y febril. Sin abandonar su puesto en Leipzig, aceptó el ofrecimiento del rey Federico Guillermo IV de dirigir el departamento de música de la Academia de Artes de Berlín. Durantes los años de 1844 a 1844, alternó su tiempo entre Leipzig y Berlín, pero nunca se sintió a gusto en esta última ciudad. Compuso gran cantidad de obras, como el famoso “Concierto para violín”, trabajó con afán para erigir un monumento a Bach, abrió un Conservatorio de Música en Leipzig que sería famoso y dirigió y ejecutó conciertos en Alemania e Inglaterra, muchos de ellos “a beneficio” o de carácter caritativo.
El desgaste de un genio
Toda esta gigantesca tarea lo dejaría extenuado. En cierta ocasión sus admiradores casi lo asfixian al querer felicitarlo. En otra ocasión, el público le exigía repeticiones con tal insistencia, que el final tuvo que disculparse con encontrarse totalmente extenuado. Al final, tantas fatigas terminaron por mermar su salud. Sufría de severos dolores de cabeza. Por ello Mendelssohn suspendió sus actividades por un tiempo. Dejó Berlín y se retiró a Francfort. En 1845 volvió al puesto de director de los conciertos de la Gewandhaus de Leipzig, y con ello a todas sus actividades anteriores: componer, dirigir, enseñar, etc. En 1846, visitó Inglaterra por última vez. Ofreció conciertos en varias ciudades. Fue invitado a tocar en el Palacio de Buckingham, delante de la reina Victoria y del príncipe Alberto. Se le consideraba el más significativo de los compositores germanos y su influencia era enorme.
Mendelssohn volvió a Leipzig. Por recomendación médica, aceptó ayuda de otros para cumplir sus tareas; pero en mayo de 1847 murió de súbito su hermana Fanny, víctima de embolia cerebral, y el golpe que le produjo la noticia, le causó un derrame cerebral. Se restableció transitoriamente y retornó a su trabajo. Escribió algunas composiciones, dio unos pocos conciertos, pero había algo en su arte, que lo hacía diferente de sus épocas anteriores… Señaló su amigo Henry Chorley: “Cuando lo oí tocar, sentí como si me hubiera despedido para siempre del músico”. La enfermedad del músico era mental. Violentos dolores de cabeza le provocaban desvanecimientos. Antes de su recaída final, escribió una canción más: “Nachilied”. Cuando estaba enfermo de gravedad Mendelssohn, un gentío se agolpaba en la puerta de su residencia. Se publicaban boletines cada hora sobre su estado de salud. A eso de las 21H00 del día 4 de noviembre de 1847, el compositor se hallaba inconsciente, rodeado por su familia y amigos. Murió a los 38 años. Seis años después, su bella esposa lo seguiría.
Catálogo de obras
Obra orquestal
Sinfonías
N.º 1 en do menor, Op. 11 (1824)
N.º 2 (sinfonia cantata) en si bemol mayor, Op. 52 (1840)
N.º 3 («Escocesa») en la menor, Op. 56 (1830-42)
N.º 4 («ltaliana») en la mayor, Op. 90 (1833)
N.º 5 en re menor, Op. 107 (1830-32).
Oberturas
Obertura para El sueño de una noche de verano en mi mayor, Op. 21 (1826)
La cueva de Fingal o Las Hébridas en si menor, Op. 26 (1830-32)
Meeresstille und Glückliche Fahrt en re mayor, Op. 27 (1828-32)
Märchen von der schönen Melusine en mi mayor, Op. 32 (1833)
Ruy Blas en do menor, Op. 95 (1839)
Obertura en do, Op. 101.
Piano y orquesta
Capriccio brillant en si menor, Op. 22 (1832)
Concierto n.º 1 en sol menor, Op. 25 (1831)
Rondo brillant en mi bemol mayor, Op. 29 (1834)
Concierto n.º 2 en re menor, Op. 40 (1837)
Sérénade et allegro giocoso en si menor, Op. 43 (1838).
Violín y orquesta
Concierto en mi menor, Op. 64 (1844).
Varios
Trauermarsch en la menor, Op. 103 (1836)
Marcha en re mayor, Op. 108 (1841)
13 sinfonías para orquesta de cuerdas (1821-25).
Música instrumental
Piano
Capriccio en fa sostenido menor, Op. 5 (1825)
Sonata en mi mayor, Op. 6 (1826)
7 Piezas características en mi menor, si menor, re mayor, la mayor, la mayor, mi menor y mi mayor, Op. 7 (pub. 1827)
Rondo capriccioso en mi menor, Op. 14
Fantasia Op. 15
3 Fantasías en la menor, mi menor y mi mayor, Op. 16 (1829)
Romanzas sin palabras, Op. 19 (1829), Op. 30 (1833-34), Op. 38 (1837), Op. 53 (1841), Op. 62 (1843-44), Op. 67 (1843-45), Op. 85 (1834-45), Op. 102 (1842-45)
Caprices en la menor, mi mayor y si bemol menor, Op. 33 (1833-35) *6 Preludios y fugas, Op. 35 (1832-37) *Variaciones serias en re menor, Op. 54 (1841)
6 Kinderstücke, Op. 72 (1842) *Variaciones en mi bemol mayor, Op. 82 (1841) *Variaciones en si bemol mayor, Op. 83 (1841)
3 Preludios y 3 estudios, Op. 104 (1834-38) *Sonata en sol menor, Op. 105 (1821) *Sonata en si bemol mayor, Op. 106 (1827)
Albumblatt en mi menor, Op. 117 (1837)
Capriccio en mi mayor, Op. 118 (1837)
Perpetuum mobile en do mayor, Op. 119 *Otras piezas diversas.
Órgano
3 Preludios y fugas, Op. 37 (1833-37) *6 Sonatas, Op. 65 (1839-44)
Fuga en fa menor (1839)
Preludio en do menor (1841)
Andante y allegro (1844).
Música de cámara
Variaciones en si bemol mayor para dúo de pianos, Op. 83a
Allegro brillant en la mayor para dúo de pianos, Op. 92 (1841)
Dúo concertante sobre Preciosa de Weber para dos pianos
Sonata en si bemol mayor para piano y violonchelo n.º 1, Op. 45 (1838)
Sonata en re mayor para piano y violonchelo n.º 2, Op. 58 (1843)
Variaciones concertantes en re mayor para violonchelo y piano, Op. 17 (1829)
Canción sin palabras en re mayor para violonchelo y piano, Op. 109 (1845)
Sonata en fa menor para violín y piano, Op. 4 (1825)
Trío en re menor para piano, violín y violonchelo, Op. 49 (1839)
Trio en do menor para violín y violonchelo, Op. 66 (1845)
3 cuartetos en do menor, Op. 1 (1822), fa menor, Op. 2 (1823) y si menor, Op. 3 (1824-25) para piano y cuerdas
2 piezas concertantes en fa menor y re menor para clarinete, «cor de basset», trompa y piano, Op. ll3 y Op. 114 (1833)
7 cuartetos de cuerda en si bemol mayor, Op. 12 (1829), en la menor, Op. 13 (1827), en re mayor, mi menor y mi bemol mayor, Op. 44 (1837-38), en fa menor, Op. 80 (1847) y Op. 81 (1827-47)
2 quintetos de cuerda en la mayor, Op. 18 (1831) y si bemol mayor, Op. 87 (1845)
Sexteto en re mayor con piano, Op. 110 (1824)
Octeto en mi bemol mayor para 4 violines, 2 violas y 2 violonchelos, Op. 20 (1825).
Obra vocal y coral
Voz y órgano
3 piezas con solo y coro: Aus tiefer Not, Ave Maria, Mitten wir, Op. 23
3 motetes con coro de mujeres, Op. 39 (1830).
Voz y piano
12 Lieder, Op. 8 (1830)
12 Lieder, Op. 9 (1829)
6 Lieder, Op. 19a (1830)
6 Lieder, Op. 31
6 Lieder, Op. 34 (1834-37)
6 Lieder, Op. 47 (1839)
6 Lieder, Op. 57 (1839-42)
6 Lieder, Op. 71 (1842-47)
3 Lieder, Op. 84 (1831-39)
6 Lieder, Op. 86 (1826-47)
6 Lieder, Op. 99 (1841-45)
6 Dúos con piano, Op. 63 (1836-44)
7 Dúos con piano, Op. 77 (1836-47)
3 Volkslieder y otras canciones.
Coro a cappella
Cerca de 50 obras, Op. 41, 48, 50, 59, 75, 76, 88, 100, 116 y 120, compuestas entre 1834 y 1847.
Coros con orquesta
Salmo 115 para solo y coro, Op. 31 (1830)
Salmo 42 para solistas y coro, Op. 42 (1837)
Salmo 95 para tenor y coro, Op. 46 (1839)
Salmo 114, Op. 51 (1839)
Salmos 2, 22 y 43 para solistas y coro, Op. 78 (1844)
Salmo 98, Op. 91(1843)
3 motetes para solistas y coro, Op. 69 (1847)
6 Anthems, Op. 79 (1843-46)
Tu es Petrus para coro a 5 voces, Op. III (1827)
An die Künstler, Op. 68 (1846)
Kyrie Eleison para doble coro (1846)
Lauda Sion, cantata, Op. 73 (1846)
Paulus, oratorio, Op. 36 (1836)
Elias, oratorio, Op. 70 (1846)
Christus, oratorio inacabado, Op. 97 (1847).
Música de teatro
Antígona, música incidental, Op. 55 (1841)
Die erste Walpurgisnacht, Op. 60 (1842)
Sueño de una noche de verano, Op. 61 (1843)
Athalia, Op. 74 (1843)
Oedipus in Kolonos, Op. 93 (1845).
Ópera
Die Hochzeit des Camacho, Op. 10 (1825)
Die Heimkehr aus der Fremde, Op. 89 (1829)
Loreley (inacabada), Op. 98 (1847).
La Traviata
La Traviata es una ópera en cuatro escenas (tres o cuatro actos) por Giuseppe Verdi. El texto, por Francesco Maria Piave está basado en la novela por Alexandre Dumas (hijo): La dama de las camelias y fue producida por primera vez en Venecia en 1853. Su estreno en el teatro La Fenice fue un fracaso; sin embargo, la producción que se realizó un año después fue muy exitosa. Adquiriendo así la ópera la popularidad que goza hoy día. El título significa 'La Descarriada'.
Argumento:
Lugar: París y las afueras.
Tiempo: cerca de 1700.
Violeta Valery, una afamada cortesana, da una fiesta en su mansión en París. Uno de los últimos en llegar a la fiesta es Gaston. Gaston llegó acompañado de su amigo Alfredo Germont, quién ha deseado conocer a Violeta por más de un año. Alfredo, una vez presentados, expresa su preocupación por su deteriorada salud y posteriormente le declara su amor! Violeta lo rechaza, pero le regala una camelia, prometiéndole regresar cuando la flor se haya marchitado. Después de que los invitados se han marchado, Violeta analiza la posibilidad de una relación con amor verdadero, pero finalmente desecha la idea. Ella necesita ser libre para vivir su vida, día y noche, de un place a otro.
Pocos meses después, Alfredo y Violeta llevan una existencia idílica en una casa de campo, en las afueras de París - parece que Violeta se ha enamorado de Alfredo, a pesar de sus razonamientos anteriores en el sentido contrario. Violeta ha abandonado completamente su anterior estilo de vida. Sin embargo, Alfredo descubre que Violeta ha vendido todas sus pertenencias para financiar su vida en el campo y se dirige a París para corregir la situación. Mientras Alfredo está fuera, su padre llega a la casa y le comenta a Violeta que el futuro de Alfredo y la suerte de su hermana han sido destruidas por su conexión con ella (su reputación como cortesana compromete el nombre Germont). Violeta escucha, con un creciente remordimiento, las patéticas palabras del señor Germont y por su influencia abandona a su amado, poniendo como excusa su deseo de regresar a su antigua y salvaje existencia. Para ahogar su pena, Violeta se consume aún más profundamente en su libertinaje. Alfredo la confronta en una fiesta y la deshonra tirándole dinero -- el cual el siente que le debe por los servicios prestados mientras vivieron juntos. Violeta se desmaya abrumada por la enfermedad y la pena. Alfredo es desafiado a un duelo por el barón Duophal, el acompañante de Violeta, en el momento en que esta recupera sus fuerzas y confiesa su amor por Alfredo.
Algunos meses después de la fiesta, Violeta yace en cama debido al avance de la tuberculosis. El señor Germont le envía una carta señalando que el había informado a Alfredo del sacrificio hecho por Violeta para él y su hermana. Alfredo (vivo después de herir al barón Duophal en el duelo) se apresura a llegar a su lado, comprendiendo al fin que Violeta se había sacrificado a sí misma por él y le suplica que lo perdone. Ella muere en sus brazos.
Acto I. La casa de Violeta. Todos los invitados.
Acto II. Una casa de campo.
Acto III. (En ocasiones representada como una segunda escena del acto II) La casa de Flora.
Acto IV. La habitación de Violeta. Escena entre Violeta, Annina y un médico. Violeta lee la carta del señor Germont.
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (Roncole, 10 de octubre de 1813 - Milán, 27 de enero de 1901) es uno de los compositores italianos de ópera del siglo XIX más conocidos. Es autor de algunos de los títulos más populares del repertorio, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore.
Nace en Roncole, ducado de Parma, entonces parte de Francia, donde recibe sus primeras lecciones de música. Continúa estudios en Busseto, bajo la tutela de Ferdinando Provesi.
Se convierte pronto en el organista de la iglesia de su pueblo. Intentó entrar en el conservatorio de la ciudad de Milán pero no lo consiguió.
Se puede decir que sus primeros éxitos están relacionados con la situación política que se vivía en Italia. Aparte de su calidad artística, sus óperas servían además para exaltar el carácter nacionalista del pueblo italiano. Quizás el Va pensiero (coro de los esclavos de la ópera Nabucco) es una de los coros más conocidos de Italia por esta razón. De esta forma, Verdi triunfa en Milán.
Gracias a los éxitos conseguidos, Verdi puede apostar por un estilo más personal en sus óperas, y puede presionar a libretistas y empresarios a arriesgar y experimentar un poco más. Es notable, en este sentido, la forma como se engendró la ópera Macbeth, con unos arduos, e incluso despóticos, ensayos para lograr que el texto fuera más hablado que cantado. Verdi consigue su cometido y el éxito de estas óperas es también notorio.
Sigue un período de dificultades personales, la muerte de su primera esposa y su hija, que contrasta con la creación de sus óperas más populares y queridas, las mencionadas Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore.
Muchos consideran que la madurez del compositor se percibe en las obras que siguen a este período; por ejemplo, Don Carlos, que fue compuesta para la Gran Ópera de París; Aida, compuesta para la Ópera del Cairo; Otello y Falstaff, con libreto de Arrigo Boito basado en Shakespeare. Algunas de estas obras no fueron bien recibidas por el público o los críticos, que las calificaron de demasiado wagnerianas, crítica que el autor siempre rechazó.
En sus últimos años, Verdi compone algunas obras no operísticas. A pesar de no ser particularmente religioso, compuso obras litúrgicas, como la misa de Requiem (1874) y el Te Deum. También compuso el Himno de las naciones, que incluye las melodías de los himnos italiano, francés e inglés, sobre texto del poeta Arrigo Boito (1862) y un cuarteto para cuerdas en mi menor (1873).Fallece en Milán, el 27 de enero de 1901, afectado por un derrame cerebral.
Óperas
Sigue una lista de las óperas compuestas por Verdi; se detalla lugar y fecha del estreno, y autor del libreto:
Oberto, Conde de San Bonifacio (Teatro La Scala de Milán, 17 de noviembre de 1839) - Drama en tres actos de Temistocle Solera
Un giorno di regno (Un día de reino) (Teatro La Scala de Milán, 5 de septiembre de 1840) - Melodrama jocoso en dos actos de Felice Romani
Nabucco (Teatro La Scala de Milán, 9 de marzo de 1842) - Drama lírico en cuatro partes de Temistocle Solera
I Lombardi alla prima Crociata (Los lombardos) (Teatro La Scala de Milán, 11 de febrero de 1843) - Drama lírico en cuatro actos de Temistocle Solera
Ernani (Teatro La Fenice de Venecia, 9 de marzo de 1844) - Drama lírico en cuatro actos de Francesco Maria Piave
I due Foscari (Teatro Argentina de Roma, 3 de noviembre de 1844) - Tragedia lírica en tres actos de Francesco Maria Piave
Giovanna d'Arco (Teatro La Scala de Milán, 15 de febrero de 1845) - Drama lírico en un prólogo y tres actos de Temistocle Solera
Alzira (Teatro San Carlo de Nápoles, 12 de agosto de 1845) - Tragedia lírica en un prólogo y dos actos de Salvatore Cammarano
Attila (Teatro La Fenice de Venezia, 17 de marzo de 1846) - Drama lírico en un prólogo y tres actos de Temistocle Solera
Macbeth (Teatro La Pergola, 14 de marzo de 1847) - Melodrama en cuatro partes de Francesco Maria Piave
I Masnadieri (Teatro Her Majesty de Londres, 22 de julio de 1847) - Melodrama trágico en cuatro partes de Andrea Maffei
Il Corsaro (El Corsario) (Teatro Grande de Trieste, 25 de octubre de 1848) - Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave
La Battaglia di Legnano (Teatro Argentina de Roma, 27 de enero de 1849) - Tragedia lírica en cuatro actos de Salvatore Cammarano
Luisa Miller (Teatro San Carlo de Nápoles, 8 de diciembre de 1849) - Melodrama trágico en tres actos de Salvatore Cammarano
Stiffelio (Teatro Grande de Trieste, 16 de noviembre de 1850) - Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave
Rigoletto (Teatro La Fenice de Venecia, 11 de marzo de 1851) - Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave
Il Trovatore (El trovador) (Teatro Apollo de Roma, 19 de enero de 1853) - Drama en cuatro partes de Salvatore Cammarano, completado por Leone Emanuele Bardare
La Traviata (Teatro La Fenice de Venecia, 6 de marzo de 1853) - Melodrama en tres actos de Francesco Maria Piave
I Vespri Siciliani (Las vísperas sicilianas) (Teatro de l'Operà de París, 13 de junio de 1855) - Drama en cinco actos de Eugène Scribe y Charles Duveyrier)
Simon Boccanegra (Teatro La Fenice de Venecia, 12 de marzo de 1857) - Melodrama en un prólogo y tres actos de Francesco Maria Piave
Un ballo in maschera (Un baile de máscaras) (Teatro Apollo de Roma, 17 de febrero de 1859) - Melodrama en tres actos de Antonio Somma
La Forza del Destino (La fuerza del destino) (Teatro Imperial de San Petersburgo, 10 de noviembre de 1862) - Ópera en cuatro actos de Francesco Maria Piave
Don Carlos (Teatro de l'Operà de París, 11 de marzo de 1867) - Ópera en cinco actos de Joseph Méry y Camille Du Locle
Aida (Teatro dell'Opera del Cairo, 24 de diciembre de 1871) - Ópera en cuatro actos de Antonio Ghislanzoni
Otello (Teatro La Scala de Milán, 5 de febrero de 1887) - Drama lírico en cuatro actos de Arrigo Boito
Falstaff (Teatro La Scala de Milán, 9 de febrero de 1893) - Comedia lírica en tres actos de Arrigo Boito
El Barbero de Sevilla
El barbero de Sevilla (en italiano Il barbiere di Siviglia) es una ópera bufa en dos actos de Gioacchino Rossini. El libreto de Cesare Sterbini está basado en la comedia del mismo nombre de Pierre-Augustin de Beaumarchais. También se basaron en esa comedia obras musicales compuestas por Giovanni Paisiello e Isouard. Aunque la opera de Paisiello triunfó por un tiempo sobre la de Rossini, sólo ésta soportó el paso del tiempo y es todavía una de las obras permanentes del repertorio operístico. Fue estrenada en el Teatro Argentina de Roma el 20 de febrero de 1816.
Rossini escribió esta ópera en un tiempo récord, pues el contrato de la ópera se firmó menos de dos meses antes de su estreno (muchos años después). Rossini alegaba que la terminó en sólo trece días. Sin embargo, es muy probable que el tema de Fígaro hubiera rondado por su cabeza desde mucho tiempo antes de su composición.
La obertura de esta ópera se toca con frecuencia como pieza de concierto. Su carácter alegre, gracioso, y humorístico prepara sicológicamente al público para el ambiente en que se desarrolla el resto de la ópera. Se sabe que su música había sido utilizada por el compositor como obertura de dos óperas anteriores. Sin embargo, ha quedado ligada de manera permanente a ésta, una de sus obras maestras.
Personajes y sinopsis
Rosina, protegida de Bartolo (lírica coloratura o mezzosoprano)
Doctor Bartolo, protector de Rosina (bajo)
Conde de Almaviva, un noble de la ciudad. Utiliza el alias de Lindoro (tenor)
Figaro, el barbero de Sevilla (barítono)
Basilio, maestro de música, cómplice de Bartolo (bajo)
Berta, sirvienta del Doctor Bartolo (soprano)
Fiorello, sirviente del Conde (bajo)
Gioacchino Rossini
Gioacchino Rossini (nacido en Pesaro, Italia, el 29 de febrero de 1792 y fallecido en París, Francia, el 13 de noviembre de 1868). Compositor italiano, conocido especialmente por sus óperas cómicas (en un famoso encuentro con Beethoven, éste le indicó que siguiese componiendo muchos "Barberos de Sevilla"), pero con numerosas aportaciones también en el mundo de la ópera seria (la bellísima obra "Tancredi", por ejemplo).
Todo ello le hizo asumir el "trono" de la opera italiana, del bel canto de principios del siglo XIX, género que realza la belleza de la línea melódica por encima del drama o la profundidad emocional y por encima del interés armónico.
A medida que avanzan sus composiciones, éstas van adquiriendo un mayor grado de dificultad vocal, tanto que desde mediados del siglo XIX hasta los años setenta del siglo XX, muchas de sus obras se creían imposibles de cantar, (sobre todo para la cuerda de tenor, hasta la irrupción de "superhombres" como Chris Merritt y Rockwell Blake, y otros importantes como William Matteuzzi, Ernesto Palacio, Ramón Vargas, Raúl Giménez, etc, que emulan a los grandes Giovanni Davide y Andrea Nozzari. Hoy en día destaca Juan Diego Flórez); como bajo, el más destacado cantante del siglo XX es, sin duda, Samuel Ramey. Entre las señoras, en la cuerda de mezzosoprano, la incomparable Marilyn Horne y otras muchas como Teresa Berganza, Cecilia Bartoli o Ewa Podles; entre las sopranos, han destacado Katia Ricciarelli, Cuberli, Montserrat Caballé y Maria Callas (en los pocos papeles que hizo no tiene rival).
Rossini nace en Pésaro (Italia), en el seno de una familia con algunos conocimientos musicales, que afianza en el conservatorio de Bolonia. Casi accidentalmente (a petición de unos amigos), comienza a componer óperas (1810) y, dado el éxito que logra, no dejará ya de hacerlo.... hasta 1829 año en que culmina su gran ópera Guillaume Tell. Entre tanto, compone algunas de las obras más conocidas de todo el repertorio operístico. Lo que podríamos llamar la primera parte de su vida, se desarrolla en Italia, donde recorre las principales ciudades presentando sus óperas. En esta época se producen muchos de sus conocidos "pasticcios", o autoplagios que se producían porque tenía que componer numerosas obras cada año y, no estando las ciudades no estaban italianas especialmente bien comunicadas, se dedicaba a cortar y pegar trozos completos de óperas anteriores para presentarlas en el siguiente lugar de estreno. Destacan las composiciones que hizo (especialmente para el Teatro San Carlos de Nápoles) para una conocida cantante de la época, Isabel Colbran, con quien se casó y formó pareja musical durante muchos años.
Poco a poco va agotando los recursos de su composición italiana y, tras dos óperas que exijen el máximo virtuosismo y la mayor dificultad vocal (Semiramide y Zelmira), pero contienen también la máxima belleza, se desplaza por otras partes de Europa, afincándose finalmente en París (definitivamente en 1825).
Esta segunda parte de su vida será muchísimo menos prolífica en lo musical que la italiana (en Italia, entre 1810 y 1823 compuso 34 óperas; cuando, por ejemplo, Verdi, tardó más de cuatro años en componer Aida). Comienza su época francesa con alguna ópera en italiano y sobre todo con la reelaboración en francés de óperas ya estrenadas en Italia (el Sitio de Corinto es una reelaboración de Maometto Secondo, Moisés y Faraón es una reelaboracón de Moisés en Egipto, el Conde Ory es una reelaboración del Viaje a Reims). Culmina esta producción con una grandiosa (por calidad, emoción y duración de más de cuatro horas) ópera en francés: Guillermo Tell.
Curiosamente, ésta será su última ópera (cuando le quedaban varias decenas de años de vida por delante). Es este uno de los grandes temas de la iconografía operística actual. ¿Por qué dejó Rossini de componer tras Guillermo Tell? Son muchas las respuestas que se dan, desde el hastío, hasta la riqueza que ya había generado, pasando por abundantes dificultades de salud y, quizá también por el cambio que se estaba produciendo en el mundo de la ópera, con nuevas necesidades vocales, orquestales y teatrales. Quizá los motivos sean todos estos y algunos más. Sin embargo, aunque no volvió a componer otra ópera, no abandonó el mundo musical, haciéndose cargo de la dirección de varios teatros franceses y componiendo muchísimas obras breves (a menudo relacionadas con su otra gran pasión, la cocina), así como varias obras religiosas.
Rossini fallece en Francia en 1868, habiendo sobrevivido a muchos de sus "sucesores" en el trono de la ópera italiana (Vicenzo Bellini, Donizetti) y coincidiendo con la emergencia de Verdi y de Wagner; es enterrado en París inicialmente, para ser trasladados sus restos al año siguiente a Florencia.
Obras
Las óperas que compuso Rossini son:
La Cambiale di Matrimonio - 1810
L'equivoco stravagante - 1811
Demetrio e Polibio - (compuesta en 1806) 1812
L'inganno felice - 1812
Ciro in Babilonia (o La caduta di Baldassare) - 1812
La scala di seta - 1812
La pietra del paragone - 1812
L'occasione fa il ladro (o Il cambio della valigia) - 1812
Il Signor Bruschino (o Il figlio per azzardo) - 1813
Tancredi - 1813
L'italiana in Algeri - 1813
Aureliano in Palmira - 1813
Il turco in Italia - 1814
Sigismondo - 1814
Elisabetta, regina d'Inghilterra - 1815
Torvaldo e Dorliska - 1815
Almaviva (L'inutile precauzione o Il Barbiere di Siviglia (El Barbero de Sevilla)) - 1816
La gazzetta (o Il matrimonio per concorso) - 1816
Otello (o Il moro di Venezia) - 1816
La Cenerentola (La Cenicienta, o La bontà in trionfo) - 1817
La gazza ladra - 1817
Armida - 1817
Adelaide di Borgogna or Ottone, re d'Italia - 1817
Mosè in Egitto - 1818
Adina or Il califfo di Bagdad - 1818
Ricciardo e Zoraide - 1818
Ermione - 1819
Eduardo e Cristina - 1819
La donna del lago - 1819
Bianca e Falliero (o Il consiglio dei tre) - 1819
Maometto secondo - 1820
Matilde Shabran (Matilde di Shabran, o Bellezza e Cuor di Ferro) - 1821
Zelmira - 1822
Semiramide - 1823
Il viaggio a Reims (o L'albergo del giglio d'oro) - 1825
Le Siège de Corinthe - 1826
Moïse et Pharaon (o Le passage de la Mer Rouge) - 1827 (revisión de la ópera Mosè in Egitto)
Le Comte Ory - 1828
Guillaume Tell (Guillermo Tell) - 1829
Otras obras:
Il pianto d'armonia per la morte d’Orfeo
Stabat Mater
La pequeña misa solemne
La Sinfonia Fantastica de Berlioz
La Sinfonía fantástica es una sinfonía compuesta por Héctor Berlioz en 1830. El autor se inspiró en la actriz shakespeariana Henrietta Constance Smithson, a la que amaba locamente, para componer esta obra, que es un bello y claro ejemplo de la música programática. La Sinfonía Fantástica consta de cinco movimientos:
Sueños y pasiones
Un Baile
Escena en el campo
La marcha del cadalso
Sueño de una noche de aquelarre
Argumento de la sinfonía
La sinfonía posee un argumento muy detallado. Por esta razón se suele decir que es uno de los mejores ejemplos de la música programática; también es quizás uno de los primeros. El argumento es el siguiente:
Un joven músico desesperado se ha envenenado a sí mismo con opio y en un largo sueño, tiene una serie de visiones y pesadillas, la idea de su amada viniendo una y otra vez a su cabeza. Recuerda las alegrías y depresiones del pasado, antes de que ella entrase en su vida, y luego el neurótico celoso en que se convirtió cuando ella entró en su vida, teniendo el único consuelo de la religión.
El segundo movimiento evoca la música de un baile, en el que con los giros de la danza, vislumbra a su amada otra vez.
El tercer movimiento fue muy difícil para Berlioz. En el campo, dos pastorcillos entonan una melodía con sus flautas para llamar a sus vacas. Todo es tranquilidad hasta que la amada aparece de nuevo, provocando inquietud en el héroe. El otro pastorcillo toca su flauta, pero esta vez no hay respuesta. En ese momento, el sol se pone acompañado de un trueno distante. Luego, predomina el silencio en la escena.
La marcha del cadalso fue escrita en una sola noche. Nos trae el sueño del asesinato de la amada, por el que el héroe es condenado a muerte. La marcha, con su paso regular tiene sus momentos más salvajes, mientras la comitiva se abre paso entre a multitud que se agolpa para ver la muerte de héroe. la amada aparece en el momento en el que el hacha desciende hacia el cuello del héroe.
El movimiento final es un aquelarre, una salvaje orgía de una celebración demoníaca. La imagen de la amada parece ahora una agudísima burla. Las campanas de la muerte se oyen por encima del himno del juicio final, que se mezclan con la danza. La música de las camapanas de la muerte en este movimiento ha sido utilizada por Wendy Carlos en las bandas sonoras de La Naranja Mecánica y El Resplandor.
Sueños y pasiones
Un Baile
Escena en el campo
La marcha del cadalso
Sueño de una noche de aquelarre
Argumento de la sinfonía
La sinfonía posee un argumento muy detallado. Por esta razón se suele decir que es uno de los mejores ejemplos de la música programática; también es quizás uno de los primeros. El argumento es el siguiente:
Un joven músico desesperado se ha envenenado a sí mismo con opio y en un largo sueño, tiene una serie de visiones y pesadillas, la idea de su amada viniendo una y otra vez a su cabeza. Recuerda las alegrías y depresiones del pasado, antes de que ella entrase en su vida, y luego el neurótico celoso en que se convirtió cuando ella entró en su vida, teniendo el único consuelo de la religión.
El segundo movimiento evoca la música de un baile, en el que con los giros de la danza, vislumbra a su amada otra vez.
El tercer movimiento fue muy difícil para Berlioz. En el campo, dos pastorcillos entonan una melodía con sus flautas para llamar a sus vacas. Todo es tranquilidad hasta que la amada aparece de nuevo, provocando inquietud en el héroe. El otro pastorcillo toca su flauta, pero esta vez no hay respuesta. En ese momento, el sol se pone acompañado de un trueno distante. Luego, predomina el silencio en la escena.
La marcha del cadalso fue escrita en una sola noche. Nos trae el sueño del asesinato de la amada, por el que el héroe es condenado a muerte. La marcha, con su paso regular tiene sus momentos más salvajes, mientras la comitiva se abre paso entre a multitud que se agolpa para ver la muerte de héroe. la amada aparece en el momento en el que el hacha desciende hacia el cuello del héroe.
El movimiento final es un aquelarre, una salvaje orgía de una celebración demoníaca. La imagen de la amada parece ahora una agudísima burla. Las campanas de la muerte se oyen por encima del himno del juicio final, que se mezclan con la danza. La música de las camapanas de la muerte en este movimiento ha sido utilizada por Wendy Carlos en las bandas sonoras de La Naranja Mecánica y El Resplandor.
Louis Hector Berlioz
Louis Hector Berlioz (11 de diciembre de 1803 – 8 de marzo de 1869), compositor francés del romanticismo, es muy conocido por su Sinfonía fantástica, estrenada en 1830, el Réquiem, estrenado en 1837, y su extraordinaria utilización de la orquesta sinfónica que incluía cuatro grupos de metales "antifonales".
Berlioz nació en Francia en La Côte-Saint-André, entre Lyon y Grenoble. Su padre era médico y envió al joven Hector a París a estudiar medicina. Berlioz quedó horrorizado por el proceso de disección y a pesar de la desaprobación de su padre, abandonó la carrera para estudiar música. Asistió al Conservatorio de París, donde estudió composición y ópera.
El movimiento romántico
Rápidamente se sintió identificado con el movimiento romántico francés. Entre sus amigos estaban los escritores Alejandro Dumas, Victor Hugo y Honoré de Balzac. Más tarde, Théophile Gautier escribiría:
Me parece que Héctor Berlioz, con Víctor Hugo y Eugène Delacroix, forman la Santísima Trinidad del arte romántico.
Se dice que Berlioz había sido un romántico innato, que experimentaba intensas emociones desde la más tierna infancia. por ejemplo cuando leía pasajes de Virgilio, y más tarde en una serie de aventuras amorosas.
A los 23 años comenzó su amor (no correspondido) hacia la actriz irlandesa shakespeariana Henrietta "Harriett" Constance Smithson.
A Smithson las cartas de Berlioz le parecieron tan exageradamente apasionadas que le rechazó por completo. Sin embargo fue la musa inspiradora de la sinfonía que Berlioz estaba preparando en esa época.
En 1830, esta Sinfonía fantástica generada por esas emociones fue considerada "asombrosa y vívida", pero Smithson no quiso asistir al debut en París. En aquel momento la naturaleza autobiográfica de esta obra de música programática (que requería que los oyentes leyeran un folleto con su "argumento" antes del concierto) se consideró sensacional e innovadora.
En 1830 (el mismo año del debut de la sinfonía) Berlioz ganó el Premio de Roma, la beca más importante del mundo de la música.
Debido al rechazo de Smithson, Berlioz se unió sentimentalmente a Marie Moke. Pero este romance fue terminado abruptamente por la madre de Moke, quien la casó con el pianista y fabricante de pianos Camille Ignaz Pleyel.
Berlioz, que en esa época ya estaba becado en Roma, planeó cabalgar hasta París, disfrazarse de sirvienta doméstica, matar a Moke, a su madre y a su novio pianista y suicidarse. Llegó a viajar un par de miles de kilómetros hasta Niza, hasta que fue persuadido de abandonar la idea.
Retorno a París y primer matrimonio
Después de su retorno a París —luego de dos años becado estudiando ópera italiana en Roma—, se enteró de que la Smithson finalmente había asistido a una presentación de la Sinfonía Fantástica. Ella rápidamente se dio cuenta de que era una clara alegoría de las apasionadas cartas que Berlioz le había escrito. Pronto se casaron, pero pocos años después, desilusionados, se separaron.
Durante su vida, Berlioz fue más famoso como director de orquesta que como compositor. Periódicamente daba ciclos de conciertos en Alemania e Inglaterra, donde dirigía óperas y música sinfónica, tanto suya como de otros compositores.
Varias veces se encontró con el compositor y virtuoso del violín Nicolo Paganini. De acuerdo con las memorias de Berlioz, Paganini le ofreció 20.000 francos después de haber visto una representación en vivo de Harold en Italia. La idea era que Berlioz le vendiera esa obra (una pieza para viola) para que Paganini la pudiera tocar como propia.
Hector Berlioz falleció en París el 8 de marzo de 1869. Está enterrado en el cementerio de Montmartre con sus dos esposas, Harriet Smithson (+ 1854) y Marie Recio (+ 1862).
[editar]Trabajos literarios
Su ensayo pedagógico El tratado de la instrumentación y la orquestación moderna, estableció su reputación como maestro de la instrumentación.
Mahler y Strauss estudiaron detenidamente ese tratado y también sirvió como modelo para el libro de Nikolái Rimski-Kórsakov, quien asistió como estudiante de música a los conciertos que Berlioz condujo en Moscú y San Petersburgo. El crítico Norman Lebrecht escribió:
Antes de las visitas de Berlioz, prácticamente no había música académica rusa. El suyo fue el paradigma que inspiró ese género. Chaikovski, para su Tercera sinfonía, "tomó" de la Sinfonía fantástica como si de una tienda de golosinas se tratara.
Módest Músorgski murió con una copia del tratado de Berlioz en su cama.
Entre sus libros destacan:
Voyage musical en Allemagne.
Soirées de l'orchestre.
Les grotesques de la musique.
Correspondence.
Lettres intimes. (publicados después de su muerte)
Resurgimiento
Hubo un interés renovado por la música de Berlioz en los años sesenta y setenta, debido en parte a los esfuerzos del director de orquesta inglés Colin Davis, quien grabó su obra entera, sacando a la luz muchas obras menos conocidas de Berlioz. La grabación de Davies de Les Troyens fue la primera grabación completa de esta obra. A pesar de que Berlioz nunca la oyó completa en toda su vida, en la actualidad es revivida periódicamente.
Sinembargo de alguna manera Berlioz sigue siendo un profeta olvidado por su patria. En el bicentenario del nacimiento de Berlioz (2003), hubo una propuesta de llevar sus restos al panteón francés, pero el presidente Jacques Chirac se opuso, generando una disputa política acerca del derecho de Berlioz a figurar entre las glorias máximas de Francia, en comparación con figuras como André Malraux, Jean Jaurés y Alejandro Dumás.
Franz Liszt
Franz Liszt (Raiding, Imperio Austríaco, 22 de octubre de 1811 - Bayreuth, Baviera, 31 de julio de 1886), pianista y compositor de la época romántica de la música clásica.
Musicalmente, tiene un doble significado: es el creador del poema sinfónico, forma típica del romanticismo, y de la moderna técnica de interpretación pianística. Es autor de un importante obra para piano (sonatas, rapsodias húngaras, estudios, preludios, etc.), de dos conciertos para piano y orquesta y también de una extensa obra orquestal.
Nació en Doborján, cerca de Sopron, una pequeña población de húngara, en el Imperio Austríaco (desde el Tratado de Trianón de 1920 Doborján es Raiding, en Burgenland, Austria). A la edad de ocho años, Liszt ya tocaba el piano con maestría y también componía. Al igual que había hecho Mozart, también él emprendió siendo niño giras musicales y fue considerado pronto un niño prodigio. En Viena y en París tomó clases de piano y de composición con grandes músicos de la época, como Antonio Salieri.
En 1823 marchó a París con sus padres, de niño asistió a un recital del virtuoso del violín Nicolo Paganini, impresionado por su técnica y presentación surgió en él la idea de convertirse en el Paganini del piano (Paganini sería el equivalente a una súper estrella actual) y pronto se dio a conocer como pianista. Mientras tanto, tomó lecciones de composición de Ferdinando Paër, compositor de óperas italiano, y de Anton Reicha, compositor y teórico checo-francés, también maestro de Berlioz y de César Franck.
Liszt mantuvo una relación estable con la condesa Marie d'Agoult, con la que tuvo dos hijas y un hijo. Su hija Cosima llegaría a ser más tarde la esposa del músico Richard Wagner.
En 1842 Liszt aceptó el puesto de director musical del duque de Weimar y abandonó su carrera como virtuoso del piano. No obstante, instauró en Weimar por primera vez conciertos con el piano como único instrumento. Las composiciones que creó en estos años fueron principalmente obras orquestales, sobre todo sus Poemas sinfónicos, con los que estableció un nuevo estilo musical.
En 1859 Liszt fue ordenado en Roma eclesiástico, en una modalidad inferior a la de los sacerdotes. Liszt murió en Bayreuth, la ciudad de Wagner durante un festival de éste último a los 75 años de edad.
Obras principales
12 Estudios de ejecución trascendental
5 Estudios de concierto
Sonetos del Petrarca
Años de peregrinaje
Sonata en si menor
Sueño de Amor Nº 1
Rapsodias Húngaras (19),entre ellas, la 2ª Rapsodia Húngara, posiblemente su obra más conocida
Vals Mefisto
2 Conciertos para piano:
Concierto para piano nº 1
Concierto para piano nº 2
Preludios
Preludio y fuga para órgano
La Ideal
Orfeo
Prometeo
Sonata Dante
Sinfonía Dante
Sinfonía Fausto
Tristán e Isolda (Transcripción para piano)
Rapsodia Española
Fryderyk Chopin
Fryderyk Franciszek Chopin (en francés, Frédéric François Chopin[2], Żelazowa Wola, Polonia, 1 de marzo (?) de 1810 — París, 17 de octubre de 1849) es considerado el más grande compositor polaco, y también uno de los más importantes pianistas de la historia. Su perfección técnica, su refinamiento estilístico y su elaboración armónica han sido comparadas históricamente con las de Johann Sebastian Bach y Wolfgang Amadeus Mozart por su perdurable influencia en la música de tiempos posteriores.
Infancia y primeros años
Casa natal de Chopin en Zelazowa Wola.
Nació en Żelazowa Wola, una aldea en Mazovia, a 54 kilómetros de Varsovia en el centro de Polonia, entonces una pequeña finca propiedad del conde Skarbek, que formaba parte del Gran Ducado de Varsovia. La fecha de su nacimiento es incierta: el compositor mismo (y su familia) declaraba haber venido al mundo el 1º de marzo y siempre celebró su cumpleaños en aquella fecha, pero en su partida bautismal figura como nacido el 22 de febrero. Si bien lo más probable es que esto último fuese un error por parte del sacerdote (fue bautizado el 23 de abril en la iglesia parroquial de Brochow, cerca a Sochaczew, casi ocho semanas después del nacimiento), esta discordancia se discute hasta el día de hoy.
Su padre, Mikolaj (Nicolas) Chopin (Marainville, Lorena, 1771-1844), era un emigrado francés de lejanos ancestros polacos, que se había trasladado a Polonia en 1787, animado por la defensa de la causa polaca, y era profesor de francés y literatura francesa; también era preceptor de la familia del conde Skarbek. Su madre, Tekla Justyna Kryżanowska (Dlugie, Kujawy, 1782-1868) pertenecía a una familia de la nobleza polaca venida a menos y era gobernanta de la finca. Sin embargo, la familia se trasladó a Varsovia en octubre del mismo año, pues su padre había obtenido el puesto de profesor de francés en el Liceo de Varsovia. Ambos tuvieron 3 hijos más: Ludwika (tb. Louise, 1807-), Izabella (1811-) y Emilia (1812-1827). Frédéric era el segundo hijo y único varón.
Frédéric y sus hermanas crecieron en un entorno en el que el gusto por la cultura en general, y la música en particular, era considerable. Su primera maestra de piano fue su hermana Ludwika, con quien luego tocaba duetos para piano a cuatro manos. Al destacar pronto sus excepcionales cualidades, a los seis años sus padres lo pusieron en manos del maestro Wojciech Żywny, violinista amante de la música de Bach (hecho entonces poco común) y de Mozart, y que basaba sus enseñanzas principalmente en ellos.
Un año más tarde compuso su primera obra y como el niño no sabía escribir muy bien, la pieza fue anotada por su padre. Se trataba de la Polonesa en sol menor para piano, publicada en noviembre de 1817 en el taller de grabado del padre J. J. Cybulski, director de la Escuela de Organistas y uno de los pocos editores de música polacos de su tiempo; ese mismo año compuso otra Polonesa en si bemol mayor (recuérdese que tenía solo siete años de edad). A éstas siguieron otras polonesas, además de marchas y variaciones. Algunas de estas composiciones se encuentran hoy perdidas.
A los ocho años tocaba el piano con maestría, improvisaba y componía con soltura: dio su primer concierto público el 24 de febrero de 1818 en el palacio de la familia Radziwill de Varsovia, donde tocó el Concierto en mi menor de Vojtech Jirovec. Pronto se hizo conocido en el ambiente local de la ciudad, considerado por todos como un "niño prodigio" y llamado el "pequeño Chopin". Comenzó a dar recitales en las recepciones de los salones aristocráticos de la ciudad, para las familias Czartoryski, Grabowski, Sapieha, Mokronowski, Czerwertynski, Zamoyski, Radziwill, Lubecki, Zajaczek, Skarbek y Tenczynski, tal como hiciese Mozart a la misma edad. Así se ganó un número creciente de admiradores.
También desde su niñez se manifestó ya un hecho que marcó poderosamente su vida: su quebradiza salud. Desde niño había sufrido inflamaciones de los ganglios del cuello y había tenido que soportar frecuentes sangrías[3].
Adolescencia
En 1822, terminó sus lecciones con Żywny y comenzó a tomar clases privadas con el silesiano Jószef Ksawery Elsner (1769-1854), director de la Escuela Superior de Música de Varsovia; probablemente recibió irregulares pero valiosas lecciones de órgano y piano con el renombrado pianista bohemio Vilem (Wilhelm) Würfel (1791-1832). Elsner, (también amante de Bach), se encargó de perfeccionarlo en teoría musical, bajo continuo y composición.
A partir de julio de 1823 el jovencito compaginó sus estudios con Elsner con sus cursos en el Liceo de Varsovia (donde enseñaba su padre), donde ingresó al cuarto ciclo y recibió clases de literatura clásica, canto y dibujo. Realizó estancias en 1824 y 1825 en Szafarnia, Dobrzyń, donde tuvo un contacto directo con la música folclórica polaca y la música judía. Ahí, presenciando, cantando, transcribiendo, bailando y tocando en las bandas folclóricas, fue donde sintió, asimiló y comprendió las canciones y bailes campesinos: supo lo que realmente era una polonesa, danza cuya estilización la había convertido en música superficial y falsa[3]. También por aquel tiempo manifestó interés por el teatro: escribió y actuó con sus hermanas una comedia titulada Omylka, czyli Mniemany filut (El error, o el granuja fingido, 1824).
El 7 de julio de 1826 Frédéric completó sus estudios en el Liceo, graduándose "cum laude" el 27 del mismo mes. Al mes siguiente viajó por primera vez fuera de Polonia: fue con sus hermanas a descansar a Bad Reinertz (actual Duzniki-Zrdoj) en Silesia del Sur. En noviembre del mismo año se inscribió en la Escuela Superior de Música de Varsovia, entonces parte del Conservatorio de Varsovia y conectada con el Departamento de Artes de la Universidad de Varsovia. Allí continuó sus estudios con Elsner, pero no asistió a las clases de piano. Elsner, que lo conocía, comprendió su decisión, pero fue muy exigente en las materias teóricas que le enseñó, sobre todo en contrapunto. Gracias a esto, adquirió una sólida comprensión y técnica de la composición musical. En este tiempo, compuso su Sonata para piano nº 1 en do menor Op. 4, sus Variaciones sobre el aria "Là ci darem la mano" (de la ópera Don Giovanni de Mozart) para piano y orquesta Op. 2 y el Trío para violín, cello y piano Op. 8, evidentemente obras de mayor envergadura, basadas en formas clásicas (la sonata y las variaciones concertantes). Elsner escribiría en las calificaciones finales de sus estudios: "talento sorprendente y genio musical".
En marzo de 1828 el famoso compositor y pianista alemán Johann Nepomuk Hummel llegó a Varsovia a dar conciertos; Chopin tuvo ocasión de escucharlo y conocerlo. En noviembre del mismo año se produjo su segunda salida de Polonia: viajó a Berlín con el profesor Feliks Jarocki, colega de su padre, para asistir a un Congreso de Naturalistas. En esa ciudad se concentró en conocer la vida musical en Prusia, escuchó en la Singakademie las óperas Cortez de Gaspare Spontini, Il matrimonio segreto de Domenico Cimarosa y Le Colporteur de George Onslow, y quedó fascinado por el oratorio Cäcilienfest de Haendel. Frédéric siempre mantuvo un gran interés por la ópera, estimulado por su maestro Elsner. Tres años antes había quedado impresionado por El Barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini. Siempre en sus viajes se dio tiempo para asistir a representaciones operísticas.
El célebre virtuoso del violín Niccolò Paganini, quien deslumbró a Chopin en 1829.
En mayo de 1829, el célebre violinista italiano Niccolò Paganini llegó a Varsovia a dar conciertos. Chopin acudió a verlo y quedó profundamente deslumbrado por su virtuosismo. Su deuda con él ha quedado patente en el Estudio para piano Op. 10 nº 1 (escuchar), que componía por esos días.
Su prestigio local como compositor y pianista ya traspasaba las fronteras de su patria; el violinista Rodolphe Kreutzer (destinatario de la Sonata para violín n° 9 de Ludwig van Beethoven), Ignaz von Seyfried (discípulo de Mozart), los fabricantes de piano Stein y Graff, y el editor Hasslinger, entre otros, deseaban que el joven diese un concierto en Viena. En 1829 realizó un breve viaje a aquella ciudad, el primero como concertista en el extranjero. En dos conciertos (el 11 y el 18 de agosto) en el Teatro Kärntnertor, presentó sus Variaciones Op. 2 (de dos años antes) entre otras obras suyas. El éxito fue apoteósico y el joven compositor no salía de su asombro por la cálida aceptación de sus composiciones y su técnica interpretativa por parte del exigente público vienés. La crítica fue inmejorable, pero algunos criticaron el poco volumen que conseguía en el piano, parte de su estilo de interpretación, más adecuado al salón que a la sala de conciertos. Por otro lado, gracias al éxito de las Variaciones mozartianas, ésta se convirtió en su primera obra publicada por un editor extranjero, Haslinger, en abril de 1830.
Después de pasar por Praga, Dresde y Breslau (actual Wrocław), regresó a Varsovia, donde se enamoró de Konstancja (Konstanze) Gladkowska (1810-1880), una joven estudiante de canto del Conservatorio, que había conocido en 1828 en un concierto de estudiantes de Carl Soliva. De esta primera pasión juvenil nacieron varias obras memorables: el Vals Op. 70 nº 3 y el movimiento lento de su primer Concierto para piano y orquesta en fa menor. Sobre él reconoció a su amigo Titus Woyciechowski: Quizá desafortunadamente, tengo mi propio ideal, al que en silencio sirvo desde hace medio año, con el que sueño y en cuyo recuerdo he compuesto el Adagio de mi nuevo concierto (1829)[4]. Dicha obra fue estrenada en el Club de Mercaderes de Varsovia en diciembre del mismo año, y publicada posteriormente como nº 2, Op. 21. También le informaba a T. Woyciechowski: He compuesto unos pocos ejercicios; te los mostraré y tocaré pronto[5]; estos "ejercicios" se convertirían en la primera serie de Estudios Op. 10. Además, componía ya sus primeros nocturnos (escuchar midi del Op. 72 n° 1, 1829) y sus Canciones para voz y piano sobre poemas de Stefan Witwicki (parte del futuro Op. 74, escuchar La plegaria de la doncella, arreglo para piano solo por Franz Liszt).
Aquel romance fue un ardiente sentimiento, mas no decisivo, pues ya estaba completamente decidido a ser un compositor y pronto decidió emprender un "viaje de estudios" por Europa. Originalmente pensó en viajar a Berlín, adonde había sido invitado por el príncipe Antoni Radziwiłł, gobernador del Gran Ducado de Poznań designado por el rey de Prusia; Chopin había sido su huésped en Antoni. Sin embargo, finalmente se decidió por Viena, para consolidar los éxitos de su primera gira. Aunque su correspondencia de este tiempo en Polonia tiene un tono de cierta melancolía, fueron tiempos felices para él, celebrado por los jóvenes poetas y intelectuales de su patria. Konstancja se casaría con otro hombre en 1830.
Después de tocar varias veces su Concierto en fa menor en veladas íntimas, su fama era ya tan amplia que se le organizó un gran recital en el Teatro Nacional de Varsovia el 17 de marzo de 1830, el primero como solista en ese auditorio, que nuevamente causó sensación. En aquel tiempo trabajaba en su segundo Concierto para piano y orquesta en mi menor (posteriormente numerado como nº 1, Op. 11) que estrenó el 22 de setiembre en su casa, y comenzaba el Andante Spianato y Polonesa Op. 22. Paralelamente, se producían entonces en Varsovia unos levantamientos y asonadas que fueron severamente reprimidos y causaron muchas muertes. Estas visiones impresionaron profundamente al artista, que años después compondría en homenaje a esos manifestantes su celebérrima Marcha Fúnebre (incluida después en la Sonata para piano nº 2 en si bemol menor Op. 35).
Poco antes de su partida, se le organizó un concierto de despedida el 11 de octubre en el mismo gran teatro, donde, ante una gran audiencia, su amada Konstancja - "vestida toda de blanco, con una corona de rosas que le iba admirablemente" diría Chopin[3] - cantó arias de la ópera La donna del lago de Rossini. Luego él interpretó su Concierto en mi menor y su Gran Fantasía sobre Aires Polacos Op. 13. En la mazurca final, el público lo ovacionó largo rato de pie. Días después, en una taberna de Wola, sus amigos le regalaron una copa de plata con un puñado de tierra polaca en ella. Su maestro Elsner dirigió un pequeño coro que cantó una breve composición propia para la despedida: Zrodzony w polskiej krainie (Un nativo del suelo polaco). El 2 de noviembre, se marchó para perfeccionar su arte, confiando en volver pronto a su patria, pero no volvería jamás.
Viena y el Levantamiento en Polonia
La toma del arsenal de Varsovia, uno de los primeros sucesos del Levantamiento de noviembre.
Después de pasar por Kalisz - desde donde viajó con su entrañable amigo del Liceo, Titus Woyciechowsky -, Wrocław y Dresde, estuvo un día en Praga y luego enrumbó hacia Viena a donde llegó el 22 de noviembre de 1830, para hospedarse en Kohlmarkt 9. Permaneció ahí hasta el 20 de julio del año siguiente. Días después de llegar, los amigos se enteraron del Levantamiento de noviembre, la insurreción polaca contra los rusos, que comenzó el 29 de noviembre; Woyciechowsky regresó a Varsovia para unirse a los revolucionarios, pero lo convenció de quedarse en Viena.
Su segunda estancia en la capital del Imperio Austríaco no fue ni mucho menos tan feliz. Ya no llegaba como una joven sensación del extranjero, sino como alguien que deseaba incorporarse permanentemente al ambiente musical vienés, y los artistas y empresarios le mostraron indiferencia y hasta hostilidad [6]. Además, no era nada fácil conquistar el gusto del bullicioso público vienés: El público sólo quiere oír los valses de Lanner y Strauss escribía en una carta[3]. Por otro lado, la insurrección polaca no era bien vista en el Imperio Austríaco. Por todas estas razones sólo dio dos recitales en Viena durante esos ochos meses, con modesto éxito.
Debido a ello, su estado de ánimo decayó, además emocionalmente se llenó de ansiedad por la situación de su país y de su familia. Sus sentimientos nos son conocidos por sus cartas y sus diarios. En un momento abandonó sus planes de seguir su carrera; escribió a Elsner: En vano Malfatti trata de convencerme de que todo artista es un cosmopolita. Incluso, si así fuera, como artista, apenas soy un bebé, como polaco, tengo más de veinte años; espero por lo tanto que, conociéndome bien, no me reprochará usted que por ahora no haya pensado en el programa del concierto:se refería a un concierto benéfico que dio el 11 de junio de 1831 nuevamente en el Teatro Kärntnertor donde tocó el Concierto en mi menor.
Sin embargo, no puede decirse que todo este tiempo quedó desperdiciado para Chopin. Además de conocer a músicos como Anton Diabelli, Vaclav Jirovec, Joseph Merk y Josef Slavik, y de asistir a varios eventos musicales y óperas, las fuertes y dramáticas experiencias y emociones inspiraron la imaginación del compositor, y probablemente aceleraron el nacimiento de un estilo nuevo e individual, diferente al brillante estilo anterior. En los "diarios de Stuttgart" escribió después: !Y yo aquí, condenado a la inacción! Me sucede a veces que no puedo por menos de suspirar y, penetrado de dolor, vierto en el piano mi desesperación.[3]. Compuso el Nocturno nº 20 en do sostenido menor, y avanzaba los Estudios Op. 10, los nocturnos Op. 9 (entre ellos el famosísimo Op. 9 nº 2, escuchar), el Op. 15 nº 2 y comenzaba el Scherzo en si menor y la Balada nº 1 en sol menor.
Viéndose forzado a renunciar a su primera intención de viajar a Italia debido a la situación política, dedició dirigirse a Londres vía París. El 20 de julio de 1831 dejaba Viena, pasando por Linz y los Alpes hasta Salzburgo. El 28 de agosto llegó a Munich, donde tocó en una matinée de la Philarmonische Verein; a inicios de setiembre llegó a Stuttgart, donde conoció a Johann Peter Pixis. En esta ciudad se enteró de la caída de Varsovia por las tropas rusas y del fin del Levantamiento de noviembre; la noticia le impactó tan hondamente, que le causó una fiebre y una crisis nerviosa. Los llamados "diarios de Stuttgart" revelan su desesperación, rayando a veces en la blasfemia: El enemigo ha entrado en casa (...) Oh, Dios, ¿existes? Haces y aún no cobras venganza. ¿Acaso no tuviste suficiente con los crímenes de Moscú? O... !O quizás Tú seas moscovita!.
La tradición considera que fruto de estas noticias y estos sentimientos nacieron el Estudio "Revolucionario" en do menor Op. 10 nº 12 (escuchar) y el Preludio en re menor Op, 28 nº 24, aunque lo más probable es que los compusiese en Varsovia [6].
París
Llegó a París en el otoño de 1831; inicialmente se alojó en un bonito apartamento en el quinto piso del Boulevard Poissonière 27. La ciudad - capital de la Monarquía de Julio de Luis Felipe I - era el centro mundial de la cultura, muchos de los mayores artistas del mundo vivían alli: Victor Hugo, Honoré de Balzac y Heinrich Heine entre los escritores. Pronto el joven polaco conocería a varias de estas luminarias, y llegaría a formar una parte importante de esa intensa actividad cultural.
El doctor Giovanni Malfatti le había dado una carta de recomendación para el compositor Ferdinando Paër, la que le abrió muchas puertas. Pronto tendría contacto con Gioacchino Rossini, Luigi Cherubini, Pierre Baillot, Henri Herz, Ferdinand Hiller y Friedrich Kalkbrenner, uno de los pianistas más grandes de su tiempo, llamado el "rey del piano". Al escucharle, Kalkbrenner alabó su inspiración y buen gusto, pero también le objetó varios defectos; por ello se ofreció para darle lecciones durante tres años: Chopin le respondería - como le escribió a T. Woyciechowsky -: Sé cuánto me falta, pero no quiero imitarle. Pronto escribió a Elsner: No deseo ser una copia de Kalkbrenner (...) nada podría quitarme la idea ni el deseo, acaso audaz, pero noble, de crearme un mundo nuevo.
De ese modo fue introduciéndose gradualmente en la actividad musical de París, desistiendo del viaje a Londres que originalmente había planeado hacer. Su primer concierto público fue tan fabuloso que se convirtió en el tema de conversación de toda la ciudad. Éste se llevó a cabo el 26 de febrero de 1832 en la Sala Pleyel, calle Cadet[8]: en el programa figuraba su Concierto en Fa menor y las Variaciones mozartianas, en la segunda parte compartió el escenario con notables pianistas como Camille-Marie Stamaty, George Osborne y Ferdinand Hiller, para interpretar una Polonesa de Kalkbrenner, ¡a seis pianos![5]. Entre el público se encontraban músicos de la talla de Felix Mendelssohn y Franz Liszt, y entabló pronto amistad con el último, que también radicaba en la ciudad. Entre los millonarios polacos, la familia Rothschild se enamoró particularmente del talento de Chopin, y pronto se dedicaron a su mecenazgo. Le entregaron dinero suficiente para vivir de forma elegante, y lo mantuvieron durante el resto de su corta vida.
Él se sentía sorprendido y estimulado por la intensa vida cultural, y también por la libertad de acción que podía ejercer. Asistía a conciertos y a óperas; fascinado por Robert le diable de Giacomo Meyerbeer diría: Esta es una obra maestra de la nueva escuela.
Desde marzo de 1832 comenzó a ganarse la vida dando clases de piano y pronto se llegaría a convertir en un pedagogo muy requerido y bien pagado hasta el fin de su vida. Prefirió presentarse en las veladas o soirées que se ofrecían en los salones de la sociedad aristócrata, en una atmósfera intimista con una pequeña y singular audiencia, no ávida de virtuosismo, sino especialmente culta y sensible y afín al músico. Este público estaba compuesto en buena parte por artistas, entre ellos Eugène Delacroix, la familia Rottschild, Adam Mickiewicz, Heinrich Heine, la condesa Marie d'Agoult y Franz Liszt, además de otros miembros de la alta sociedad; justamente Liszt se refirió a esta audiencia como: ..la aristocracia de la sangre, del dinero, del talento, de la belleza[3]. Por esa razón, a diferencia de otros colegas famosos, durante el resto de su vida ofreció unos pocos conciertos "públicos" (en auditorios o salas de concierto): sólo 19 en París[4].
Por otro lado, debido a la derrota de las revueltas polacas, a la capital francesa llegaron muchos compatriotas suyos de la Gran Emigración, con su líder el noble Adam Jerzy Czartoryski: entre los intelectuales y artistas figuraban el escritor Julian Ursyn Niemcewicz, los poetas románticos Adam Mickiewicz y Juliusz Slowacki, también sus amigos Stefan Witwicki y Bohdan Zaleski.
Se hizo miembro de la Sociedad Literaria Polaca en 1833, a la que apoyó económicamente y dio conciertos benéficos para sus compatriotas. Es importante remarcar además que, habiendo decidido radicarse en París, escogió ser un "emigré", un refugiado político. No obedeció a las regulaciones del zar para la dominada Polonia, ni renovó su pasaporte en la Embajada Rusa. Por ello, perdió la posibilidad de regresar legalmente a su tierra. Pronto se hizo de algunos amigos entrañables: Delfina Potocka, el cellista August Franchomme, y después el compositor italiano Vincenzo Bellini.
Éxito en Europa
En junio de 1832 se mudó a rue Cité Bergere 4. Su prestigio comenzaba a extenderse no sólo en París sino en toda Europa. Firmó un contrato para la publicación de su música con Schlesinger, la casa editora más importante de Francia; en Leipzig era publicado por Probst y luego por Breitkopf & Härtel, en Berlín por Karl K. Kistner y en Londres por Christian R. Wessel. Por ello, entre este año y 1835, estuvo extraordinariamente ocupado; además de las clases cotidianas y los recitales nocturnos, se abocó a componer febrilmente, acicateado por los editores que le adelantaban dinero para publicar sus piezas. De este período datan las Variaciones Brillantes Op. 12, el Rondó Op. 16, el Vals Op. 18, el Andante Spianato y Gran Polonesa Brillante Op. 22 (es la obra que cierra la película El pianista de Polanski, escuchar), el Scherzo nº 1, las Mazurcas Op. 24 y las Polonesas Op. 26.
El compositor Robert Schumann al reseñar el 7 de diciembre del año anterior sus Variaciones Op. 2 en el Allgemeine Musikalische Zeitung exclamaría el célebre: Quitaos el sombrero, señores: un genio. Curiosamente, Chopin estimó "completamente estúpido" dicho artículo[8]. También mantuvo una amistad con Hector Berlioz.
En 1833 se trasladaba a un nuevo hogar: Chaussée d'Antin 5. Su fama era ya inmensa. En una carta a F. Hiller del 20 de junio de ese año dice: En este momento, Liszt toca mis estudios (...) Heine manda sus más cordiales saludos (...) Saludos de Berlioz. Tocaba el 15 de diciembre junto a Liszt y Hiller el Concierto para tres clavicémbalos de Johann Sebastian Bach en el Conservatorio de París. Impresionado por la manera en que los ejecutaba, dedicó sus Estudios Op. 10 : à mon ami F. Liszt [5].
En 1834 conoció en el salón de la cantante Lina Freppa al entonces célebre compositor de ópera Vincenzo Bellini, que llegaría a ser un amigo muy entrañable. En mayo viajó a Aquisgrán a un festival musical renano organizado por Ferdinand Ries, en donde escuchó obras de Handel, Mozart y la Novena de Beethoven. Viajó por Düsseldorf, Coblenza y Colonia y conoció a Felix Mendelssohn; éste le comentó a su madre en una carta: Chopin es actualmente un pianista fuera de serie (...) hace lo que Paganini con el violín[5]. El 26 de abril de 1835 ofreció un concierto en el Conservatorio de París donde tocó el Andante Spianato y Polonesa para piano y orquesta en mi bemol mayor Op. 22, en el que sería realmente su último concierto público; fue un gran éxito[5].
Amor y compromiso
En el invierno de 1835 se sintió tan mal, que creyó que se moría; de hecho, en ese momento, escribió el primer borrador de su testamento.
En la primavera de 1836, su enfermedad volvió a manifestarse con énfasis, aunque sus malestares no le impidieron solicitar —y obtener— la mano de Maria Wodzińska , una adolescente de 17 años de la que se había enamorado. El compromiso fue mantenido en secreto. Posteriormente, y al conocer la enfermedad que padecía el músico, la familia Wodziński declinó el compromiso.
Más tarde, se trasladó de nuevo a Leipzig para encontrarse con Schumann, y tocar ante él fragmentos de su Balada nº 2 y varios estudios, nocturnos y mazurcas.
Al regresar a París, fue abandonando poco a poco las salas de concierto para concentrarse en la composición. De ahí en adelante, quienes deseaban escucharlo debían hacerlo en el ámbito semipúblico de su estudio. Daba aproximadamente cinco clases de piano diarias a diferentes jóvenes adinerados, pero nunca pudo ocultar su aburrimiento y su desdén por estos niños sin talento, que estudiaban piano sólo porque sus padres disponían de dinero para pagar a un gran maestro.
Durante ese año completó la Balada Op. 23 (cuyos primeros esbozos había presentado a Schumann) y los Nocturnos Op. 27.
George Sand
A finales de octubre de 1836, Frédéric fue invitado a una soirée en casa de la condesa Marie d'Agoult. Al llegar a la gran recepción, Franz List le presentó a una mujer famosa: George Sand, nom de plume de la escritora francesa Aurore Dudevant. El joven polaco tenía 26 años, y la dama 32. Hasta entonces, él se había comportado discretamente, como una especie de refinado dandi que llevaba una activa vida social en su ámbito.
George Sand era un caso particular en aquellos tiempos: usaba ropa de varón, fumaba puros habanos y mostraba un absoluto desprecio por las convenciones sociales. Al principio, el joven no se sintió atraído hacia ella, sino más bien confundido; por este motivo, su relación tardó mucho tiempo en profundizar.
Durante ese verano, el músico viajó a Londres; asimismo, estuvo trabajando en los Estudios Op. 25, las Mazurcas Op. 30, el Scherzo Op. 31 y los Nocturnos Op. 32. Al regresar, comenzó a frecuentar a George Sand, a quien evidentemente no había olvidado. En octubre de ese año completó sus Estudios Op. 25 —que dedicó a la condesa d´Agoult— y, un mes más tarde, el
Trío de la Marcha Fúnebre (que posteriormente pasaría a formar parte de la Sonata Op. 35) para la noche del aniversario de los alzamientos polacos de 1830.
Las numerosas presentaciones públicas retornaron por sus fueros en 1838: un concierto en las Tullerías —la corte de Luis Felipe I de Francia—, otro en los salones del Papa, y un tercero, privado, en la casa del duque de Orleans. Los mejores nombres de la cultura francesa se convirtieron en amigos personales de Chopin: Victor Hugo, el pintor Eugène Delacroix (que pintaría el famoso retrato que encabeza este artículo) y muchos otros, que lo habían conocido y apreciado gracias a sus recitales.
Con su romance con George Sand ya bien establecido, en vez iniciar una convivencia bajo un mismo techo, alquiló dos casas contiguas en París. La pareja comenzó a trasladarse a la casa de Sand en Nohant para pasar los veranos. Allí, la escritora cuidaba del frágil pianista que, bajo su mirada maternal, compuso parte de su mejor producción.
Mallorca
Al aproximarse el invierno de 1838 su salud se había resentido, y su médico le aconsejó el clima saludable de las Baleares para mejorarse. Así, el compositor, Sand y los dos niños de ella viajaron a Barcelona, donde se embarcaron en el paquebote "El Mallorquín", que los dejaría poco después en Mallorca.
Allí pasaron el invierno, y allí compuso la mayor parte de sus 24 Preludios op. 28. En la hermosa isla, se confirmó el diagnóstico de su enfermedad: el joven músico había contraído tuberculosis.
Lo que se suponía un viaje de placer, salud y creación, se convirtió en un desastre: el invierno que se abatió sobre las Baleares ese año, fue lluvioso sin interrupción. La constante humedad sólo podía empeorar la condición de sus pulmones. En la cartuja de Valldemosa, Sand lo atendió en su enfermedad mientras el maestro esperaba que llegase su piano desde París y trabajaba en sus Preludios Op. 28, el Scherzo en Do sostenido menor Op. 39 y las Polonesas Op. 40.
Sus bronquios no resistieron las lluvias mallorquinas: el 13 de febrero, la familia se embarcó de vuelta a Barcelona, donde pasó una semana internado en la consulta de su médico, intentando recuperarse del esfuerzo del viaje.
Es muy interesante la obra de George Sand Un invierno en Mallorca; en ella, relata sus vivencias con el compositor durante la estancia en Valldemosa.
Otra vez París
Vuelto a la enseñanza, Chopin se convirtió una vez más en un "objeto de lujo" para los padres de sus jóvenes alumnos. A pesar de que no disfrutaba con esta tarea, el hecho de ser conocido como "alumno de Chopin" se puso de moda entre los aristócratas juveniles —polacos y franceses—, de modo que el músico polaco se vio obligado a sustraer tiempo de sus composiciones para enseñar método, técnica y teoría. Su sistema pedagógico se basaba en Bach, Beethoven, Liszt, Muzio Clementi, Hummel y Sigismund Thalberg, todo ello apoyado con el estudio de sus propios Estudios y Preludios.
No obstante el tiempo invertido en la enseñanza, el año 1840 vio con beneplácito las publicaciones de la Sonata Op.35, el Impromptu Op. 36, los Nocturnos Op. 37, la Balada Op. 38, el Scherzo Op. 39, las Polonesas Op. 40, las Mazurcas Op. 41 y el Vals Op. 42.
Del año siguiente datan la Polonesa Op. 44, el Preludio en do # menor Op. 45, el Allegro de Concierto Op. 46, la Balada Op. 47 y los Nocturnos Op. 48. En 1841. Completó además la Fantasía en Fa menor Op. 49, y comenzó la composición de las Mazurcas Op. 50.
El público no sólo quería comprar sus piezas impresas; ni siquiera quería oírlas interpretadas por otros. Los melómanos exigían que Chopin mismo las interpretase en público, y las ofertas de empresarios y dueños de teatros fueron tan sustanciosas que el maestro no fue capaz de rechazarlas. Así las cosas, los recitales volvieron con más ímpetu, con un nivel de éxito que la "buena sociedad" francesa no había visto desde hacía mucho tiempo.
En 1842, Frédéric estrenó su Balada Op. 52, la Polonesa Op. 53, el Scherzo Op. 54, el Impromptu Op. 51 y las Mazurcas Op. 56, en las que había comenzado a trabajar el año anterior. Su fama, ya grande en los países occidentales, se volvió enorme en su Polonia natal, cosechando excelentes críticas y comentarios de la prensa y el público. El soberbio poeta Heinrich Heine escribió por esos tiempos: Chopin es un gran poeta de la música, un artista tan genial que solo puede compararse con Mozart, Beethoven, Rossini y Berlioz.
En el verano de 1843, Chopin y Sand descansaron en Nohant, donde Frédéric concluyó los Nocturnos Op. 55 y las Mazurcas Op. 56, comenzando la composición de la Sonata en Si menor, Op. 58, que posiblemente completara en el otoño siguiente.
Hacia 1845, su salud comenzó nuevamente a deteriorarse, pautando el proceso de debilitamiento que finalmente lo conduciría a la muerte. Obligado a dar varios recitales en París, recibió y escribió numerosas cartas de y para sus amigos Delacroix y Mickiewicz, al tiempo que componía las Mazurcas Op. 59, comenzaba la Sonata para cello y piano Op. 65 y terminaba la Polonesa-Fantasía, op. 61.
Un largo, caluroso y tormentoso verano marcó su última visita a Nohant (1846): Frédéric Chopin no volvería a la casa de George Sand nunca más. En el hogar de su amante escribió, en esa oportunidad, sus Nocturnos Op. 62, concluyó la Sonata para cello y dio los toques finales a las Mazurcas Op. 63.
A estas alturas, la relación entre el músico y la escritora estaba bastante deteriorada; algunos malentendidos y disputas familiares, referentes a los hijos que Sand tenía de su primer matrimonio, precipitaron la ruptura en 1847. En estos conflictos, Chopin se puso del lado de Solange (la hija menor, con la que el músico tenía una relación más estrecha), mientras que Sand defendía a Maurice; esto provocó, inevitablemente, una serie de roces y enfrentamientos entre los dos amantes que fueron imposibles de subsanar.
Londres
Ya sin su amada George, y sumamente deprimido, Chopin dio el que sería su último concierto en París, el 16 de febrero de 1848. En aquella oportunidad tocó, entre otras piezas, varios preludios, mazurcas y valses, y estrenó los tres últimos movimientos de su Sonata para cello (junto a su amigo Auguste Franchomme).
Pocos días más tarde, estalló en París la Revolución de Febrero. La consiguiente merma de alumnos afectó gravemente las finanzas de Chopin, cuya salud estaba ya seriamente deteriorada. Al no poder ganar dinero en París, se dirigió, solo y triste, a Londres, donde permaneció siete meses dando conciertos y recitales.
Su fama lo había precedido, y el público acudió en tropel a presenciar sus ejecuciones; al tiempo, la nobleza inglesa enviaba a sus niños para que tomasen clases con el genial maestro. Su enorme talento, su atormentada figura y su atractiva y elegante personalidad le granjearon pronto la amistad de los más importantes personajes de la refinada sociedad británica: la reina Victoria, el escritor Charles Dickens, la esposa de Lord Byron y muchos otros.
Desde Londres pasó a Escocia, donde siguió dando recitales y compuso su Vals en Si menor. Terminada la gira, y sintiendo que no podía respirar, regresó a Londres en noviembre, y de allí a París.
El final
El comienzo del año 1849 encontró a Chopin demasiado débil como para enseñar. Sólo fue capaz de visitar a su amigo Mickiewicz —tan enfermo como él—, tocar un poco el piano e improvisar algunos acordes.
Al difundirse la noticia de que su estado empeoraba, gran parte de la sociedad parisina (incluyendo sus coterráneos residentes allí) quiso visitarlo: alumnos, amigos, damas, todos aquellos que lo habían aplaudido cuando estaba frente al teclado quisieron verlo para decirle adiós. El más fiel de todos era el pintor Delacroix, que lo visitaba casi cada día para confortarlo y darle su aliento.
En ese lóbrego verano, trabajó en los borradores de su última pieza, la Mazurca en Fa menor (publicada tras su muerte como Op. 68 nº 4). Avisada del próximo final del genial compositor, su hermana Ludowika viajó desde Varsovia con su esposo e hija para verlo y atenderlo en su casa de la Place Vendôme. A pesar de que George Sand insistió en verlo, Ludowika le negó la entrada, aunque permitió que la hija de ella, Solange, pasara a visitarlo.
Chopin sabía que se moría, pero, sorprendentemente, dijo a los circunstantes: Encontraréis muchas partituras, más o menos dignas de mí. En nombre del amor que me tenéis, por favor, quemadlas todas excepto la primera parte de mi método para piano. El resto debe ser consumido por el fuego sin excepción, porque tengo demasiado respeto por mi público y no quiero que todas las piezas que no sean dignas de él, anden circulando por mi culpa y bajo mi nombre. Afortunadamente para nosotros y el arte universal, ninguno de los presentes se avino a cumplir semejante orden.
Ya en plena agonía, tuvo aún la fuerza suficiente para otorgar a cada visitante un apretón de manos y una palabra amable. A las dos de la madrugada del 17 de octubre de 1849, murió.
El obituario publicado en los periódicos dice textualmente: Fue miembro de la familia de Varsovia por nacionalidad, polaco por corazón y ciudadano del mundo por su talento, que hoy se ha ido de la tierra. Tenía tan sólo 39 años de edad.
El solemne funeral de Frédéric Chopin se celebró en la iglesia de Santa Magdalena de París el día 30. En él, cumpliendo disposiciones de su testamento, se ejecutaron sus preludios en Mi menor y en Si menor, seguidos del Requiem de Mozart. Más tarde, durante el entierro en el Cementerio de Père-Lachaise, se tocó la Marcha fúnebre de su Sonata Op. 35.
Aunque su cuerpo permanece en París, se obedeció la última voluntad del músico, extrayendo su corazón y depositándolo en la Iglesia de la Santa Cruz de Varsovia.
Su música
Chopin representa un extraño caso entre los grandes compositores, pues la mayor parte de sus obras son para piano solo. Su música de cámara y vocal es escasa y la orquestal comprende unas cuantas obras concertantes. En todas ellas, siempre hay un piano involucrado. Sus amigos y colegas le animaron a abordar otros géneros; cuando el conde de Perthuis le animó a escribir un melodrama, el músico respondió: Dejad que sea lo que debo ser, nada más que un compositor de piano, porque esto es lo único que sé hacer.
Chopin y el piano
El piano alcanzó en el siglo XIX su máxima popularidad. Había dejado completamente de lado al clavicémbalo y se adecuó perfectamente a la expresión individual del sentimiento, característica del Romanticismo[4]. Los fabricantes perfeccionaban el instrumento mejorando su variedad de matices, la pureza y riqueza del timbre y las posibilidades sonoras.
¿Fue Chopin un autodidacta del piano? Alfred Cortot afirmó que ”nunca recibió lecciones de piano”[10], y varios estudios sobre el músico enfatizan lo mismo: Un pianista sin maestros de piano. Lo cierto es que Chopin sí recibió lecciones de piano pero de músicos que no eran pianistas profesionales: Żywny era violinista y Elsner era compositor. Ambos le dieron las herramientas básicas y supervisaron sus primeros pasos, mas no encaminaron al joven hacia un método, escuela o estilo particular.
Probablemente recibió lecciones irregulares de Wilhelm Würfel; si eso fuera cierto, éstas habrían sido las únicas clases de parte de un verdadero pianista. En todo caso, el adolescente Chopin era consciente de su personal estilo y de la necesidad de proseguir solo en la búsqueda de una técnica y un sonido propios, sin seguir ni imitar a nadie en particular. Rechazó asistir a las clases de piano cuando ingresó al Conservatorio de Varsovia en 1826 y, después, al llegar a París en 1831, rechazó cortésmente una invitación para recibir clases de piano por Kalkbrenner, uno de los pianistas más notables y técnicos de su tiempo.
Los primeros testimonios acerca del estilo de tocar de Chopin provienen de su primera gira, en Viena, en que se admiró la extraordinaria delicadeza de su pulsación, una indescriptible perfección técnica, su completa gama de matices, fiel reflejo todo ello del más profundo sentimiento (en el Allgemeine Musikalische Zeitung, 1829)[4]. Sin embargo, también se le criticó su poco volumen. Uno de los testimonios más hermosos lo ofreció Schumann en 1837, cuando escribió:
"Imagínense que un arpa eólica tuviera todas las escalas y la mano de un artista las pulsara desordenadamente con toda clase de adornos fantásticos, de tal modo que siempre se oyera una fundamental más grave y una voz más aguda de forma suave y mantenida – así tendrán una imagen aproximada de su modo de tocar."
En las partituras de Chopin, el rubato está presente sobre todo en las partes en que se presentan valores irregulares o grupos de notas pequeñas (adornos). Según Chopin, éstos no deben tocarse exactamente, sino con estilo y buen gusto[4]. Quizás por ello, ésta y otras características de su música han llevado a varias interpretaciones afectadas[8], e incluso a partituras “editadas” por músicos que sin ningún respeto ni juicio crítico han realizado cambios en varios pasajes[13]. Según testimonios de Moscheles y Müller, Chopin rechazó la exageración y el amaneramiento respecto al rubato y a otros aspectos interpretativos. El rigor y la sencillez fueron las constantes de su modo de tocar.
Chopin y el romanticismo
La carrera de Chopin (desde 1831 en París hasta 1849) se desarrolla durante el Romanticismo, en su segundo periodo conocido como “Romanticismo pleno”. Además de él, en Europa brillaban en aquellos años Berlioz, Paganini, Robert Schumann, Mendelssohn, Meyerbeer y las primeras óperas de Verdi y Wagner.
Muchos rasgos de la vida de Chopin son símbolos del romanticismo: su aire de misterio, su doloroso exilio, su inspiración atormentada, su refinamiento, incluso su temprana muerte por la tisis son temas románticos típicos. Sin embargo, es preciso notar que las biografías novelescas (también algunas películas) y las interpretaciones exageradas han terminado por falsificar la imagen del músico y su genio. De Candé ha dicho que ”el mito con que se ha hecho víctima a su genio es el más tenaz y más nefasto de la historia de la música”.
Otro aspecto romántico en Chopin es el hecho de que su sentimiento lírico termine por quebrantar siempre la realidad patente. “Rosas, claveles, plumas de escribir y un poco de lacre... y en ese instante ya no estoy en mí, sino, como siempre, en un espacio totalmente distinto y asombroso... aquellos espaces imaginaires” (Nohant, 1845).[4] Su preferencia por las formas breves, sobre todo por la pieza de carácter (el nocturno, la balada) es típicamente romántica. También el recoger géneros clásicos o históricos para tratarlos en forma no convencional (la sonata, el concierto y el preludio). Y sobre todo, su marcado nacionalismo musical, manifestado en la adopción y estilización de formas procedentes de la música folclórica de Polonia como la polonesa y la mazurca, reivindicando el sentimiento patriótico, precisamente en tiempos de opresión rusa.
Indiscutiblemente un romántico, hay otras características en él que colocan a Chopin en una posición singular. Por ejemplo, su preferencia por la aristocracia y la monarquía. Poseedor de una gran cultura literaria, sus formas son sin embargo abstractas y libres de referencias de esa índole, a diferencia de Robert Schumann o Liszt, por ejemplo (Kreisleriana o Años de Peregrinaje). Los títulos que se les han aplicado (”Revolucionario”, “La gota de agua”) no le pertenecen. Chopin evitaba que se buscasen referencias extramusicales en sus obras – en este sentido puede comparársele a Brahms –, de hecho, todas sus obras llevan títulos genéricos (sonata, concierto, polonesa, preludio…). Su música es pura, como la de Mozart[8]. Por ello, no sorprende que su enfado fuera mayúsculo al ver publicados por Wessel (editor inglés) sus Nocturnos Op. 9 como “Los murmullos del Sena”, los Nocturnos Op. 15 como ”Los zafiros” o el Scherzo Op. 20 como ”El banquete infernal”. Esta situación se mantuvo, sobre todo en Inglaterra, hasta bien entrado el siglo XX.
También es conocida su indiferencia por la música de sus contemporáneos (incluso por Beethoven y Schubert). Manifestó en cambio su admiración y constante inspiración en Bach y Mozart, y también la escuela clavecínistica francesa (Chopin es, según Wanda Landowska, ”un Couperin teñido de romanticismo”.
En cambio, Chopin siempre mostró un gran interés por la ópera de su tiempo, sobre todo por el bel canto italiano (Rossini y su amigo Bellini). Aunque su maestro Jószef Ksawery Elsner vio en él al creador de la ópera polaca y lo estimulara en tal propósito, no compuso nada relacionado con ella. Sin embargo, el melodismo italiano para él fue una importante fuente que le permitió ”descubrir los secretos de la melodía verdaderamente cantable, y realzada por la técnica del bel canto” (Bal y Gay). Chopin empleó frecuentemente la textura tradicional de la melodía acompañada, como Mozart. Otra importante fuente de su melodismo fue el folclore de su patria. Sus melodías son animadas, emotivas y de una perfecta elegancia[4], conocía admirablemente los secretos de la constitución melódica .
Chopin jugó un rol muy importante en el desarrollo de la armonía en el siglo XIX. Poseía un genio extraordinario e innovador para ella, que se revela en su riqueza, su ritmo armónico, sus modulaciones y sus sutiles cromatismos, anticipándose en medio siglo a sus contemporáneos[8]. Por ello encontró cierta oposición entre los músicos más conservadores. Sigismund Thalberg dijo una vez: ”Lo peor de Chopin es que a veces uno no sabe cuándo su música está bien o está mal”.
A veces se ha considerado a Chopin un músico “plano”, que mantuvo un solo estilo desde la madurez artística que alcanzó por el tiempo en que salió de Varsovia (1830), sin etapas marcadas o una línea evolutiva como sucede en otros compositores. Sin embargo, se distingue en él un último periodo creativo o "estilo tardío", en el que el dramatismo y los efectos violentos ceden su paso a la gran concentración, la moderación del gesto y un lirismo más profundo. A él pertenecen el Scherzo nº 4, la Sonata nº 4, la Balada nº 4, la Barcarola, la Polonesa-Fantasía, los Nocturnos Op. 55 y 62 y la Sonata para cello. Estas obras revelan la búsqueda de nuevos moldes formales, armónicos y sonoros. Lo que hubieran sido sus posteriores composiciones es sólo conjetura.
Obras concertantes
Las únicas obras de Chopin que incluyen una orquesta son de carácter concertante: piano y orquesta. Significativamente, estas seis composiciones pertenecen prácticamente al periodo inicial de su carrera en Varsovia, cuando estudiaba con Elsner en 1827 hasta 1831, el año en que llegó a París. La primera fueron las Variaciones sobre un tema de Don Giovanni Op. 2, que recibió el célebre elogio de Schumann. Hay tres obras inspiradas en el folclore polaco y finalmente dos conciertos para piano: el nº 2 Op. 21 en fa menor (1829-30) y el nº 1 Op. 11 en mi menor (1830).
Ambos son obras clásicas del repertorio. Destaca en ellos la originalidad de su forma, que rechaza el sonatismo convencional, reemplazándolo por la idea de la segmentación. También la brillantez y expresividad de la parte pianística, y la gracia y suprema elegancia, basada en la aristocracia natural del gesto, que toma distancia de la fogosidad romántica y que más bien recupera una nueva dimensión del clasicismo[9]. Los movimientos lentos nos recuerdan los futuros nocturnos. El Larghetto del Op. 21 lo compuso inspirado en su amor adolescente por Konstancja Gladkowska; sobre el Romance del Op. 11, Chopin escribió a Tytus W.: “Es como soñar despierto en una hermosa noche de primavera a la luz de la luna... De ahí también el acompañamiento con sordina”[4]. Los movimientos finales tienen un carácter danzable: uno de los temas del Allegro vivace del Op. 21 es una mazurca, y el Vivace del Op. 11 ha sido considerado una polca o un krakowiak. Schumann vio una continuidad beethoveniana en estos conciertos que ha sido luego refutada: ”Así como Hummel difundió el estilo de Mozart, Chopin llevó el espíritu beethoveniano a la sala de conciertos.”
Varios han criticado la “mala” orquestación de estas composiciones, entre ellos Berlioz. Hoy se considera que el modelo de estos conciertos no es el beethoveniano ni el de Mozart, sino las obras de Johann Nepomuk Hummel, Kalkbrenner, Ferdinand Hiller o Sigismund Thalberg. En las obras concertantes de estos compositores contemporáneos, el piano tenía un papel absolutamente dominante y protagonista, mientras que la orquesta pasaba a un segundo plano, limitándose a hacer la exposición inicial del material musical y a subrayar ciertos momentos expresivos del solista. Por ello, la debilidad de la orquestación era un propósito, y no resultado de una incapacidad. Se han realizado otras orquestaciones de estos conciertos: por Tausig, Burgmeister, Messagery Klindworth, pero es significativo que las versiones más interpretadas sean las originales, pues se considera que las nuevas versiones no han mejorado mucho la situación.
Música polaca: Polonesas, mazurcas y otros
Iniciando su carreta simbólicamente bajo la impronta del folclore polaco, la primera composición del Chopin (a los 7 años) fue la Polonesa en sol menor (encontrada y recién reeditada en 1946[9]). Sin embargo, esta obra, junto a sus primeras polonesas, tiene más de calco de la música “folclórica” de autor de Kurpinski, Meyseder, Oginski, Lipinsky y Elsner entre otros. Hacía un siglo que la polonesa, la popular danza polaca, se había convertido dentro de la música clásica instrumental en una lenta y galante danza convencional más con un singular pie rítmico. Pronto, en sus vacaciones veraniegas[8], el adolescente Chopin conocería la naturaleza de la verdadera polonesa en las festividades campesinas, donde bailó, transcribió melodías e incluso llegó a tocar instrumentos folclóricos: su asimilación del folclore no fue superficial[8]. Así, en su madurez sus polonesas recogieron el vigor rítmico y el espíritu caballeresco y heroico de su país[12], lleno de audaces armonías y bajo una brillante y emotiva escritura pianística. Destacan sobre todo las en La bemol (Op. 53), en Fa sostenido menor (Op. 44) y la Gran Polonesa Brillante para piano y orquesta Op. 22, precedida de un Andante spianato.
Lo mismo pasó con sus mazurcas. Sin embargo, en ellas son más evidentes la impregnación de los ritmos, las armonías, las formas y los rasgos melódicos de la música popular polaca: emplea recursos "exóticos", como los bordones de quinta y las escalas modales tradicionales de su país. Hace muy poco uso de temas folclóricos reales: crea un “folclore imaginario” como lo haría después Béla Bartók[8]. Sus cerca de 60 mazurcas las escribió a lo largo de toda su vida, recurriendo a ellas para convertirlas – en su brevedad – en instrumentos de verificación del yo musical, para captar diversos problemas composicionales[9] y estados de ánimo[11]. Representan un microcosmos musical en sí mismas que son un muestrario completo de su estilo único. Cerrando simbólicamente su carrera, su última obra fue la Mazurca en fa menor Op. 68 nº 4. Otras obras basadas en el folclore fueron el krakowiak (en su Gran rondó de concierto, Op. 14) y el kuyawiak en su temprana Fantasía sobre temas polacos, Op. 13.
Siendo uno de los más destacados pianistas de la historia, quizás el más técnico y el más refinado, las enseñanzas que dejará para los compositores posteriores entroncan en la tradición mozartiana más pura: "a tempo con la mano izquierda y libre con la derecha" (lo que se conoce como rubato melódico). Su trabajo es un milagro de sutileza y buen gusto. La ornamentación es elaboradísima y virtuosa, pero nunca se evidencia por sí misma (evitando el alarde técnico), sino que debe buscarse imbricada en el tratamiento poético que otorga a cada pieza.
La obra de Chopin se encuentra entre las más originales e influyentes de la historia de la música, y por este motivo se le compara con frecuencia con Johann Sebastian Bach y Wolfgang Amadeus Mozart. Chopin abandonó definitivamente el estilo dieciochesco para ingresar de lleno en un "nuevo mundo" (aquel que quería para sí) de composición cuasiverbal, una especie de lenguaje sonoro que emana directamente de la técnica de su instrumento y se desarrolla en sonoridad para conducir al piano moderno del siglo XX. Chopin descubrió el verdadero potencial del piano para construir un mundo poético de melodía y color. Este avance impuso las bases de toda la composición pianística posterior. Para superarlo hubo que esperar a Bartók,
Debussy, Ravel y Prokofiev, entre otros.
La estética chopiniana, pues, se conformó mezclando la proporción clásica de Bach y el amor al bel canto operístico de Mozart y Bellini, combinados también con la herencia musical polaca. Gracias a esta última, el emigrado se convirtió, además, en el primer compositor nacionalista de su país.
[editar]Homenajes
En todo el mundo existen multitud de festivales, asociaciones musicales, escuelas e institutos que llevan el nombre de Frédéric Chopin.
Tal vez el más importante festival sea el concurso de piano que se celebra en Varsovia cada cinco años en memoria del gran compositor.
Asimismo, el aeropuerto internacional de Varsovia se llama Frédéric Chopin. El asteroide descubierto en 1986 por el astrónomo Eric W. Elst ha sido bautizado 378CHOPIN. Otros varios objetos del Sistema Solar han sido bautizados en homenaje al gran polaco, incluyendo un cráter en el planeta Mercurio.
[editar]Obras
NOTA: Para un listado completo y analítico de las obras completas de Chopin, véase Frédéric Chopin (obras).
Frédéric Chopin compuso 264 piezas, que se distribuyen por género de la siguiente manera:
61 Mazurcas: Op. 6 (4), Op. 7 (5), Op. 17 (4), Op. 24 (4), Op. 30 (4), Op. 33 (4), Op. 41 (4), Op. 50 (3), Op. 56 (3), Op. 59 (3), Op. 63 (3), Op. 67 (4), Op. 68 (4), Op. 70 y 11 sin opus.
26 Preludios: Op. 28 (24), Op. 45 y 1 sin número.
26 Valses: Op. 34 (3), Op. 42, Op. 64 (3), Op. 69 (2), Op. 70 (3), Op. 72, 10 sin numerar y 3 perdidos.
24 Estudios: Op. 10 (12) y Op. 25 (12).
20 Polonesas: Op. 3, Op. 26 (2), Op. 40 (2), Op. 44, Op. 53, Op. 71 (3), 7 sin número y 3 perdidas.
18 Nocturnos: Op. 9 (3), Op. 15 (3), Op. 27 (2), Op. 32 (2), Op. 37 (2), Op. 48 (2), Op. 55 (2) y Op. 62 (2).
18 Canciones: Op. 74 (16) y 2 sin opus.
11 series de Variaciones: Op. 2, Op. 12, 6 sin número de opus y 3 perdidas.
5 Rondós: Op. 1, Op. 5, Op. 16 y Op.73 (2).
4 Sonatas: Op. 4, Op. 35, Op. 58 y Op. 65.
4 Scherzos: Op. 20, Op. 31, Op. 39 y Op. 54.
4 Baladas: Op. 23, Op. 38, Op. 47 y Op. 52.
3 Nuevos Estudios: sin número.
3 Impromptus: Op. 29, Op. 36 y Op. 51.
2 Conciertos para piano y orquesta: Op. 11 y Op. 21.
2 Introducciones: Op. 3 y 1 sin númerar.
2 Marchas Fúnebres: Op. 35 y Op. 72.
2 Escocesas: Op. 72 y 1 perdida.
2 Bourrées: sin número.
1 Trío para cello y piano: Op. 8.
1 Gran Dúo para cello y piano: sin número.
1 Gran Rondó de Concierto para piano y orquesta: Op. 14.
1 Gran Polonesa Brillante: Op. 22.
1 Gran Vals Brillante: Op. 18.
1 Gran Fantasía: Op. 13.
1 Polonesa Brillante para cello y piano: Op. 3.
1 Polonesa-fantasía: Op. 61.
1 Fantasía-impromptu: Op. 66.
1 Fantasía: Op. 49.
1 Largo: sin opus.
1 Andante Dolente: perdido.
1 Andante Spianato para piano y orquesta: Op. 22.
1 Moderato: sin numerar.
1 Andantino: Op. 74.
1 Allegro de Concierto: Op. 46.
1 Bolero: Op. 19.
1 Tarantella: Op. 43.
1 Berceuse: Op. 57.
1 Barcarola: Op. 60.
1 Contradanza: sin número de opus.
1 Arreglo para Piano: sin numerar.
1 Cantabile: sin número de opus.
1 Canon: sin numerar.
1 Fuga: sin número de opus.
1 Marcha Militar: perdida.
1 Veni Creator: perdido.
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