Dmitri Dmítrievich Shostakóvich


San Petersburgo, 25 de septiembre de 1906 – 9 de agosto de 1975, compositor ruso que vivió durante el período soviético. Tuvo relaciones difíciles con el régimen, que denunció públicamente su música en 1936 y en 1948. Sin embargo, en público se mostró leal, tomando el carné del PCUS en 1960 y llegando a ser miembro del Sóviet Supremo. Desde su muerte, su actitud ante la vida en la URSS ha sido tema de polémica tanto política como musical, discutiéndose hasta qué punto habría sido un disidente clandestino.
Tras un periodo vanguardista inicial, Shostakóvich se adhirió al romanticismo musical, en la línea de Mahler. Sin embargo, hizo algunas incursiones en el terreno de la atonalidad. Su música suele incluir contrastes agudos y elementos grotescos. Sus obras más importantes son sus ciclos de quince sinfonías y quince cuartetos de cuerdas; además, compuso varias óperas, seis conciertos y música de cine.

Sus primeros años:
Nacido en San Petersburgo, Rusia, Shostakóvich fue un niño prodigio tanto como pianista como compositor. Su familia debió ser bastante liberal y tolerante (uno de sus tíos era Bolchevique). En 1918 escribió una marcha fúnebre en memoria de dos dirigentes del Partido Constitucional Democrático ruso que habían sido asesinados por marineros bolcheviques. En 1922 fue admitido en el Conservatorio de Petrogrado, donde recibió las enseñanzas de Alexánder Glazunov. Allí sufrió las consecuencias de su falta de interés por la política, y en 1926 fue reprobado en su examen de metodología marxista. Su primera obra musical fue su Primera sinfonía (1925), que presentó como su trabajo de graduación.
Tras la graduación, inició una carrera doble como compositor y pianista, pero su estilo frío de interpretación no fue demasiado apreciado. Pronto limitaría sus actuaciones básicamente a aquellas en las que presentaba sus propios trabajos. En 1927 compuso su segunda sinfonía (denominada Para Octubre). Mientras elaboraba esta sinfonía, comenzó a escribir su ópera satírica La nariz, basada en un cuento de Nikolái Gógol. En 1929, su ópera fue tildada de “formalista” por la Asociación Rusa de Músicos Proletarios, el órgano oficial de los músicos de la URSS.
En 1927 comenzó también su relación con Iván Sollertinsky, que sería su mejor amigo hasta su muerte en 1944. Sollertinsky le dio a conocer a Shostakóvich la obra de Gustav Mahler, que iba a tener una gran influencia en su música a partir de su Cuarta sinfonía.

Hacia el final de los años veinte, Shostakóvich colaboró con el TRAM (un teatro juvenil proletario de Leningrado). Aunque desarrolló poca actividad en este puesto, lo protegió de ataques ideológicos. Durante este tiempo se dedicó intensamente a componer su ópera Lady Macbeth del distrito de Mtsensk, que se estrenó en 1934 y tuvo un éxito inmediato, aunque luego fue prohibida en su país durante veintiséis años.
En cuanto a su vida personal, en 1932 contrajo matrimonio con su primera esposa Nina Varzar. Aunque las dificultades que tuvieron desde el principio los llevaron al divorcio en 1935, la pareja se reconcilió poco tiempo después.

Primera denuncia
En 1936 terminó la dicha para Shostakóvich. Este año comenzó con una serie de ataques hacia él en Pravda, con un artículo famoso y particular llamado Caos en vez de Música. La campaña fue iniciada por Stalin, quien condenó a Macbeth como formalista; consecuentemente, sus presentaciones comenzaron a disminuir y sus ingresos cayeron en casi tres cuartos. Su Cuarta sinfonía encontró algunas presentaciones, pero el clima político hizo que éstas fueran imposibles. No volvió a ser presentada sino hasta 1961, pero Shostakóvich nunca repudió su trabajo: la siguió designando como su cuarta sinfonía.
Más aún, 1936 marcó el comienzo de las grandes purgas, en las cuales muchos de los amigos del compositor fueron enviados a prisión o asesinados. Su único consuelo en este periodo fue el nacimiento de su hija Galina en 1936; su hijo Maxim nació dos años después.
Su Quinta sinfonía en 1937 fue como un compromiso: no es abiertamente política, ni a favor ni en contra del régimen, y es musicalmente conservadora sin ser simplista. Fue todo un éxito, y sigue siendo uno de sus trabajos más populares. Fue en ese momento que comenzó a escribir el primero de sus cuartetos de cuerdas. Sus trabajos de cámara le permitieron experimentar y expresar ideas que hubieran sido inaceptables en sus piezas sinfónicas más populares.
En septiembre de 1937, comenzó a enseñar composición en el conservatorio, lo cual le brindó cierta estabilidad financiera pero a la vez interfirió con su propio trabajo creativo.

La guerra
Cuando estalló la guerra entre Rusia y Alemania en 1941, Shostakóvich permaneció inicialmente en Leningrado durante el asedio y comenzó su Séptima sinfonía, conocida precisamente como Leningrado. En octubre de 1941, el compositor y su familia fueron evacuados hacia Kúybishev (ahora Samara), donde terminó su trabajo, que fue adoptado como símbolo de la resistencia rusa tanto en la URSS como en Occidente.
En la primavera de 1943 toda la familia se trasladó a Moscú. La Octava Sinfonía que creó en ese año, es un trabajo extenso y oscuro que no fue aprobado por las autoridades, siendo su interpretación condicionada a situaciones de excepción hasta una resolución en la primavera de 1958 en que se absolvía asimismo buena cantidad de la música que había sido condenada en las resoluciones zhdanovianas del cuarenta y ocho. De la Novena Sinfonía (1945) esperaban las autoridades una música adecuada al sensacional devenir de la guerra para sus intereses, pero ésta asumía las características de un divertimento, lo que llevó al recelo de las mismas hacia el compositor, que ante esto no reanudaría su ciclo sinfónico hasta 1953.

Segunda denuncia
En 1948 Shostakóvich fue acusado de formalismo en el Decreto Zhdánov. La mayoría de sus trabajos fueron censurados, fue obligado a disculparse públicamente, y fueron retirados los privilegios de los que gozaba su familia.
En los años siguientes sus composiciones se dividieron en música concesiva, trabajos oficiales para asegurar su reivindicación oficial, y trabajos serios “para el cajón del escritorio”. Estos últimos incluían el Concierto para violín Nº 1 en La menor (que no se podría estrenar hasta pasados siete años de su redacción, con su dedicatario David Óistrakh al violín), y el ciclo de canciones Poesía popular judía (Op.79). Aún hay disputas en torno a si él era consciente de los peligros que corría al escribir éstas últimas. Laurel Fay dice que Shostakóvich estaba intentando adecuarse a la política oficial al adoptar la canción popular como su tema de inspiración; por otra parte, estas obras fueron escritas en una época en la que la campaña antisemita de posguerra estaba terminando, y Shostakóvich tenía vínculos cercanos con algunos de sus afectados.
Las restricciones impuestas a la música de Shostakóvich y sus condiciones de vida mejoraron en 1949, para asegurar su participación en una delegación de personalidades soviéticas en los Estados Unidos. Ese mismo año, escribió su cantata Canción de los Bosques, la cual elogiaba a Stalin como el “Gran Jardinero”. En 1951 el compositor se convirtió en diputado del Sóviet Supremo.
La muerte de Stalin en 1953 fue el primer gran paso hacia la rehabilitación oficial de Shostakóvich, marcada por su Décima sinfonía, uno de sus trabajos más populares junto con la Quinta sinfonía. La Décima sinfonía contiene ciertos códigos y citas musicales, entre ellas el "tema de Elmira" y el "tema Shostakóvich", que deriva de las iniciales del nombre y apellido del compositor, transliteradas al idioma alemán, es decir "D. Sch.". En la notación musical alemana, la serie D–Es–C–H representa los sonidos re natural – mi bemol – do natural – si natural. En el tercer movimiento de su Décima sinfonía, Shostakóvich usa un motivo formado por esos sonidos, junto con otro que representa el nombre "Elmira", en homenaje a su alumna Elmira Nazírova. Siglos antes, Johann Sebastian Bach había usado el mismo recurso con las letras B–A–C–H que, también en la notación alemana, representan los sonidos si bemol – la natural – do natural – si natural.
Durante los años cuarenta y cincuenta, Shostakóvich tuvo una relación muy cercana con dos de sus pupilas: Galina Ustvólskaya y la nombrada Elmira Nazírova. Fue tutor de Ustvólskaya de 1937 a 1947. La naturaleza de su relación no está clara: mientras que Rostropóvich la describe como “tierna”, Ustvólskaya dijo en una entrevista en 1995 que había declinado una propuesta de matrimonio suya en los años cincuenta. Sin embargo, en la misma entrevista el amigo de Ustvólskaya, Víktor Suslin, dijo que ella había estado “profundamente decepcionada” de él en el momento de su graduación en 1947. La relación con Nazírova parece haber sido unilateral, según las cartas que él le escribía, y se puede datar entre 1953 y 1956. En el fondo de todo esto, perduró el matrimonio abierto con su primera esposa Nina Varzar hasta su muerte en 1954. Shostakóvich contrajo matrimonio con su segunda esposa Margarita Kainova en 1956; este matrimonio no fue muy exitoso y se divorciaron tres años después.
El significado de su Undécima sinfonía, de 1956-7 es aún discutido: se puede interpretar que hace referencia a la Revolución Rusa de 1905, a la Revolución Húngara, o a ambas.

Su vinculación al partido
1960 marcó otro punto de quiebre en la vida de Shostakóvich: se vinculó al Partido Comunista. Este evento ha sido interpretado como una muestra de compromiso o de cobardía, o como resultado de la presión.
En este periodo también fue afectado por la poliomielitis que comenzó a sufrir en 1958.
La respuesta musical de Shostakóvich a estas crisis personales fue su Octavo cuarteto de cuerdas, que al igual que su Décima sinfonía incorpora varios códigos y citas.
En 1962 se casó por tercera vez con Irina Supínskaya, que en ese entonces tenía sólo 27 años. Ese año vio cómo Shostakóvich volvía al tema del antisemitismo en su décimo tercera sinfonía (Subtitulada Babi Yar). La sinfonía expone una serie de poemas de Yevgeny Evtushenko, el primero de los cuales conmemora una masacre de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Las opiniones están divididas en cuanto a cuánto riesgo esto representaba: su poema había sido publicado en los medios soviéticos y no había sido censurado, pero seguía siendo controversial. Después del estreno de la sinfonía, Evtushenko fue obligado a añadir una estrofa en su poema en la que dijera que rusos y ucranianos habían muerto junto a los judíos en Babi Yar.

Sus últimos años:
En sus últimos años de vida, Shostakóvich sufrió de una enfermedad crónica: su melitis continuó empeorando, y comenzó a sufrir problemas del corazón a mediados de los sesenta. La mayoría de sus últimos trabajos –su Decimocuarta y Decimoquinta sinfonías, y los últimos cuartetos– son oscuros e introspectivos. Atrajeron muchas críticas favorables de Occidente, ya que no tenían los problemas de interpretación que tenían sus anteriores trabajos, que eran piezas más públicas.
Shostakóvich murió de cáncer de pulmón el 9 de agosto de 1975, y fue enterrado en el cementerio de Novodévichy en Moscú, Rusia. Su hijo, el pianista y director Maxim Shostakóvich, fue el dedicatario y primer intérprete de varios de sus trabajos.

Entre sus trabajos más conocidos se encuentran las sinfonías Quinta y Décima, y los cuartetos Octavo y Decimoquinto. Su música muestra la influencia que tuvieron varios de los compositores a los que más admiraba: Bach en sus fugas y sus passacaglias; Beethoven en sus últimos cuartetos; Gustav Mahler en sus sinfonías y Berg en el uso de códigos musicales y de citas. Sus trabajos son ampliamente tonales dentro de la tradición romántica, pero con elementos de atonalidad, politonalidad y cromatismo. En algunos de sus últimos trabajos (por ejemplo el Duodécimo cuarteto) utilizó series dodecafónicas. Muchos comentaristas han notado la disyunción de sus trabajos antes de que lo denunciaran en 1936, y los trabajos subsiguientes más conservadores.
Vólkov comentó que Shostakóvich adoptó el papel del yuródivy o iluminado. El yuródivy desempeña un papel importante en la ópera de Músorgsky, Borís Godunov, la cual Shostakóvich admiraba y él mismo orquestó.

Su carácter

Shostakóvich era de varias formas un hombre obsesivo: de acuerdo con su hija, él estaba “obsesionado con la limpieza” (Árdov p. 139); sincronizaba los relojes en su apartamento; regularmente se enviaba cartas a aí mismo para probar cómo estaba fncionando el servicio postal. En el libro Shostakóvich: A Life Remembered de Wilson, se listan 26 referencias a su nerviosismo. Yuri Lyubímov comenta que “el hecho de que él fuera más vulnerable y receptivo que las demás personas era sin duda alguna un componente importante de su genialidad” (Wilson p. 183). En sus últimos años de vida, Krzysztof Meyer recordó, “su cara era una bolsa de tics y gestos” (Wilson p. 462).
Cuando estaba de buen humor, el deporte era una de sus principales formas para distraerse, aunque prefería quedarse como espectador o como árbitro para participar (era un árbitro de fútbol calificado). También le gustaban los juegos de cartas, particularmente el solitario.
Ambas caras, oscura y clara, de su personalidad se hacían evidentes por su afición por los escritores satíricos como Gógol, Chéjov y Mijaíl Zóschenko (Wilson p. 41). La influencia de los anteriores se puede ver en sus cartas, en las que hace parodias perversas de los funcionarios soviéticos.
Shostakóvich era tímido por naturaleza: Flora Litvínova dijo que “era incapaz de decir “no” a cualquier persona” (Wilson p. 162). Esto significaba que era fácilmente persuadible para firmar comunicados oficiales, incluyendo una denuncia pública de Andréi Sájarov en 1973.

Ortodoxia y revisionismo
La respuesta de Shostakóvich a las críticas oficiales es discutible. Está claro que aparentemente era parte del estado, leyendo discursos y colocando su nombre en artículos que expresaban la línea de pensamiento del gobierno. También es generalmente aceptado que le disgustaba el régimen, un punto de vista confirmado por su familia, sus cartas a Isaak Glikman, y la cantata satírica “Rayok”, donde ridiculizaba la campaña antiformalista, que se mantuvo oculta incluso después de su muerte.
Lo que es incierto es hasta qué punto Shostakóvich trataba de mostrar su oposición al régimen a través de su otra música. El punto de vista revisionista fue expuesto por Solomón Vólkov en su libro Testimonio en 1979, el cual se dice que son las memorias de Shostakóvich. El libro argumenta que varios de los trabajos del compositor tienen mensajes codificados en contra del gobierno. Se sabe que incorporaba citas y temas en su trabajo, y es evidente su firma DSCH. Su colaborador por mucho tiempo, Yevgeny Mravinsky, dijo que “Shostakóvich explicaba frecuentemente sus intenciones con imágenes y connotaciones” (Wilson p. 139). La perspectiva revisionista fue subsecuentemente apoyada por sus hijos, Maxim y Galina, y por varios músicos rusos. La viuda Irina en general apoya esta tesis, pero niega la autenticidad de Testimonio. Otros revisionistas prominentes son Ian MacDonald, cuyo libro The New Shostakovich (El nuevo Shostakóvich) aporta más interpretaciones de su música, y Elizabeth Wilson, cuyo Shostakovich: A Life Remembered brinda testimonio de varias ideas del compositor.
Los antirevisionistas niegan la autenticidad de Testimonio, alegando que Vólkov hizo una compilación de varios artículos, chismes, y posiblemente alguna información obtenida directamente del compositor. Más generalmente, argumentan que la significación de Shostakóvich está más en su música que en su vida, y que buscar mensajes políticos va en detrimento, en vez mejorar, su valor artístico. Los antirevisionistas son representados prominentemente por Laurel Fay y Richard Taruskin.

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